Jutba Sobre el Consejo

Musulmanes: Os exhorto a que tengáis Taqwa de Allah, a que seáis sinceros entre vosotros y a que os ayudéis unos a otros para conseguir el éxito y el triunfo en esta vida y en la Otra.

Sabed, que Allah esté complacido con vosotros, que Allah ha creado al ser humano y ha puesto en él el instinto de compañerismo, de la comunidad, de la vida con sus semejantes. El hijo de Adam es un ser cuya naturaleza le lleva a vivir en comunidad, no a aislarse del mundo. El creyente verdadero es el que lo pone en práctica, el que ama a sus hermanos y se esfuerza por convivir con ellos, perdonar sus errores, pasar por alto sus faltas, en ver los aspectos buenos y olvidar los malos, en desear el bien para sus hermanos, en querer para ellos lo que quiere para sí mismo. Dijo el Mensajero de Allah: “No cree ninguno de vosotros hasta que no quiere para su hermano lo que quiere para sí mismo”.

La fortaleza de los musulmanes, la fuerza de los creyentes, reside en esto. Reside en la unión, en ser hermanos, en ser como un sólo cuerpo, en fortalecernos los unos a los otros. Dijo el Mensajero de Allah: “Ves a los creyentes, en su compasión, afecto y amabilidad mutuos, como un solo cuerpo; si una parte se queja, el resto del cuerpo responde con desvelo y fiebre”.

Como musulmanes creyentes debemos apoyarnos los unos en los otros. Apoyarnos para seguir creciendo, para ir hacia delante. Y si nos apoyamos y ayudamos en el bien, en conseguir nuestras metas, seremos como fueron los Compañeros del Mensajero de Allah, la mejor de las comunidades.

Dice Allah, subhanahu wa ta’ala, en Su Libro: “¡Por el Tiempo! Que cierto es que el hombre está en pérdida. Pero no así los que creen, llevan a cabo las acciones de bien, se exhortan a la verdad y se exhortan a la paciencia” (Sura del Tiempo).

Todo ser humano está en pérdida. Todo hombre o mujer va disminuyendo, lo va perdiendo todo. Todos estamos en el camino de la perdición excepto los que creen en Allah, los que hacen las buenas acciones, los que se exhortan mutuamente, los que se llaman, los que se aconsejan la verdad y la paciencia.

Dijo el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones: “El Din, el consejo”. Dijeron: “¿A quién, oh Mensajero de Allah?”. Dijo: “A Allah, a Su Libro, a Su Mensajero, a los imames de los musulmanes y a todos ellos” (Rawahu Muslim).

El darse consejo sincero hace que la comunidad de musulmanes esté unida, que colabore, que se apoye, y aleja los enfrentamientos, el odio, la enemistad y las disputas. El consejo significa lealtad, sinceridad, veracidad, pureza, desear el bien a quien estás aconsejando.

El consejo, o la lealtad, a Allah, es proclamar Su Unidad, es volverse a Él en arrepentimiento, adorarle como debe ser adorado, alejarse de lo que ha prohibido en lo externo y en lo interno. Significa dirigirse a Él en todo momento, elevar tu asunto a Él y dejarlo en Sus manos.

La lealtad, el consejo al Libro de Allah es su recitación, su memorización, su entendimiento.

El consejo, la lealtad, la sinceridad con el Mensajero de Allah es obedecerle, seguirle, amarle, tomarle como ejemplo en toda situación, seguir y llevar a la práctica su Sunna.

Con respecto a los imames de los musulmanes, debemos tener presente que en esta categoría entra todo aquel que tiene una posición de autoridad, tanto pública como privada. Se tiene lealtad hacia ellos dándoles apoyo y obedeciéndoles en todo aquello que nos ordenan y que complace a Allah; ayudándoles en todo aquello que podamos para que puedan cumplir con sus obligaciones, siendo para ellos un apoyo y no un peso; y pedir para ellos la guía y el éxito.

El consejo, la lealtad a todos los musulmanes. Esto significa desear el bien para ellos en la misma medida que deseas el bien para ti mismo y alejarse de hacerles daño del mismo modo que no quieres el mal para ti mismo.

Siervos de Allah:

Sabed que darse consejo tiene ciertas condiciones. No todos tenemos la capacidad de hacerlo; no todo momento es bueno para hacerlo, si lo que buscas es de verdad ese cambio del mal hacia el bien. En consecuencia, hay que tener presente estas condiciones:

La primera y más importante es la sinceridad. En primer lugar tu sinceridad con Allah, y luego la sinceridad con tu hermano. Sinceridad en el sentido de que lo haces porque realmente quieres su bien; no buscas posición, no buscas orgullo, no buscas que se hable de ti y de tus consejos. Los consejeros sinceros son los que no divulgan sus consejos, no se vanaglorian de ellos, los ocultan como una amana entre él  y quien le ha pedido ese consejo, ya que su objetivo es el bien de ese hermano suyo, es que mejore su estado, es proteger su honor y su nombre.

La segunda condición es el conocimiento. Conocimiento de lo que estás aconsejando, de la situación en la que se encuentra esa persona, de todo lo que lo rodea, de lo que ese consejo puede aportar. Conocimiento real del error en el que esa persona se encuentra. Conocimiento de que lo que aconsejas lo haces en el momento correcto y de la forma correcta. Conocimiento de que esa persona va a escuchar tu consejo, ya que si no lo haces con conocimiento, entonces es posible que por querer arreglar un múnkar causes un múnkar mayor, y que Allah nos libre de ello.

Y la tercera condición es que, en el caso de que la persona a la que aconsejas esté haciendo un mal claro y no un asunto dudoso. Lo que hace el que actúa de esta manera es romper y dinamitar la fuerza de los musulmanes, que reside en la yama’at, en la unión, en permanecer unidos como un solo cuerpo.

Oh Allah, te pedimos que seamos capaces de ser leales y darnos buen consejo entre los musulmanes.

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Dijo el Mensajero, al que Allah colme de bendiciones: “Quien de vosotros vea un múnkar que lo cambie con su mano; si no puede, que lo haga con su lengua; y si no puede, que lo haga con su corazón, y esto es lo más bajo del Imán”.

En este hadiz, el Mensajero de Allah nos da las claves para arreglar un múnkar del que somos testigos. La primera condición es que sea un múnkar, que sea una mala acción evidente, que sea algo que va en contra de lo establecido por Allah en Su Libro y por el Mensajero de Allah en su Sunna. Si no es un múnkar claro, no se aplica el resto del hadiz. Y el Profeta, s. a. w. s., dice: “Que lo cambie con su mano”. Que lo cambie con su mano el que tenga poder para hacerlo con la mano, el que tenga autoridad y posición para hacerlo con la mano. El que no tenga esa posición, el que no tenga esa autoridad, entonces que lo cambie con la lengua. Con su lengua si tiene el conocimiento y la sabiduría para hacerlo. Con su lengua si su voz va a ser escuchada porque es una persona de conocimiento, porque es una persona de experiencia y entendimiento. Y si no es así, si no reúne estas cualidades, entonces que lo cambie en su corazón, que lo cambie en su corazón no haciendo él lo mismo, rechazándolo con su corazón y pidiéndole a Allah con sinceridad que su hermano deje de hacer el múnkar y haga el bien.

Musulmanes:

El creyente es un espejo del creyente, es el reflejo de sí mismo. En consecuencia, si ves algo en los demás que es incorrecto, algo que tú piensas que no está bien, lo primero que debes haces es mirarte a ti mismo, preguntarte a ti mismo si lo que has visto incorrecto en esa persona es un defecto que tú también tienes, uno similar o, incluso, uno todavía más grande. Y lo siguiente que tienes que hacer es buscar el conocimiento sobre ese asunto, ya que es posible que lo que ves como un error en tu hermano sea algo correcto y seas tú el que está equivocado.

Como hermanos que somos, como musulmanes que somos, no podemos debilitarnos entre nosotros. Tenemos que permanecer unidos, los fuertes y los débiles, la gente de conocimiento y los ignorantes, los ricos y los pobres. Todos seremos juzgados por Allah, y seremos juzgados individualmente, y ¡ay de aquel que haga daño injustamente a su hermano musulmán!

Tened temor de Allah, siervos suyos. Sed conscientes del mundo en el que vivimos, apoyaos unos en (a) otros, no os debilitéis, fortaleceos mutuamente, no os ataquéis. Tenemos la necesidad de protegernos y ayudarnos. Los musulmanes se protegen y son leales; los hipócritas se atacan y se engañan.

Desead para vuestros hermanos lo que deseáis para vosotros mismos, amad para ellos lo que queréis para vosotros, exhortaos unos a otros a la verdad, encomendaos unos a otros a la paciencia; si hacéis esto, si creéis en Allah y hacéis las acciones de bien, estaréis salvándoos de caer en la perdición y el extravío y seréis de los triunfadores en esta vida y en la Próxima.

Oh Allah, te pedimos que nos hagas ser sinceros al dar consejo y sinceros al recibirlo.

Jutba de Shaykh Ahmed Bermejo
Mezquita Mayor de Granada

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