Honor y Dignidad, Sheij Ahmed Bermejo

Me gustaría comenzar estas palabras con una breve explicación de lo que significa y lo que implica ser musulmán, ya que hoy en día mucho me temo que no es del todo comprendido, pues se quiere convertir el Islam en algo que se reduce a hacer cinco oraciones al día y a ayunar el mes del Ramadán.

Esto, por supuesto es parte del Islam, de hecho es la piedra angular del Islam, pero no lo es todo, ni mucho menos lo es todo, hay otros muchos aspectos que son parte del Islam que en muchas ocasiones se nos olvidan.

¿Por qué vamos a hablar hoy de esos otros aspectos? Porque son los aspectos clave, los aspectos que aumentaran nuestra autoestima, nuestra identidad y que, por encima de todo, harán que nos sintamos orgullosos de ser musulmanes, ya que eso es lo que hoy en día precisamos, sobretodo vosotros, los más jóvenes, es necesario que conozcáis lo que es el Islam para que os sintáis orgullosos de ser musulmanes.

Ya que cuando encendemos la televisión o miramos el Facebook, ¿qué es lo que se dice acerca del Islam? Que es malo, que es oscuro, que es vengativo, que es guerra, ŷihad, lucha, muerte, sangre, terrorismo, extremismo y un largo etcétera… Pero eso, todo eso, no tiene realmente nada que ver con el Islam.

¿Qué es el Islam? Es el camino intermedio, el camino del medio, el camino del equilibrio, el camino que está lejos de los extremos. Y la mejor forma de explicar esto es hablar del Profeta del Islam, el Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam. Ya que él es nuestra referencia, él es nuestro modelo a imitar, el héroe al que todos nosotros debemos aspirar a seguir.

¿Y era él extremista? Os puedo asegurar que no; todo lo contrario, era una persona sencilla, humilde, con un corazón refinado, que tenía un trato exquisito hacia los cercanos y hacia los lejanos, hacia los amigos y los enemigos, hacia los mayores y los pequeños. De hecho, ¿sabéis cuál fue su misión principal?

Fue enviado, como él mismo dijo, para perfeccionar, para completar las nobles cualidades de carácter y de comportamiento. Entonces, ¿fue enviado para matar, para asesinar a gente inocente, para enseñar a los musulmanes que lo que deben hacen es asesinar a los que no son como ellos?

No, todo lo contrario, fue enviado para enseñarnos a tratar a la gente con respeto, con cortesía, sean amigos o no lo sean, sean musulmanes o no lo sean. ¿Por qué? Porque como dice Allah en el Corán describiendo a Su Profeta:

Y no te hemos enviado sino como una misericordia para todos los mundos”.

Entonces, si el Profeta fue enviado como una misericordia para todos los mundos y nosotros como musulmanes tenemos la obligación de imitarle y tratar de ser como él ¿por qué hay gente que llamándose Ahmed, Muhammad, Fátima y Mariam, y diciendo ser musulmanes, cometen actos atroces y matan a gente inocente?

Os lo voy a decir, porque no saben lo que es el Islam, no entienden lo que es el Islam, no se sienten orgullosos de ser musulmanes, no tienen dignidad, no tienen respeto hacia nadie, pero sobretodo, no tienen respeto hacia sí mismos.

Os voy a poner un ejemplo de cómo actuaba el Mensajero de Allah con sus enemigos; hay muchos, pero este a mí personalmente me encanta, porque demuestra de la mejor manera la dignidad del Mensajero Muhammad.

¿Alguien sabe lo que hizo el Profeta del Islam, el Profeta Muhammad, cuando llegó a Meca, ciudad de la que había sido expulsado, ciudad cuyos habitantes, durante más de veinte años, lo habían insultado, maltratado, vilipendiado, atacado, tratado incluso de asesinar? ¿Los mató? ¿Los castigó? ¿Los encarceló? No, los perdonó a todos, declaró una amnistía general, dijo: “No tengáis miedo, no hay venganza contra vosotros, hoy estáis todos perdonados”.

¿Y por qué hizo esto el Mensajero Muhammad? Porque esto es el Islam. Él reconocía su papel, sabía que Allah le había enviado como una misericordia, sabía que ser musulmán implicaba reconocer su papel, y esto le daba honor y dignidad.

El Profeta sabía que el Islam es luz y estaba empeñado en iluminar con esa luz a cuanta más gente mejor, siendo él el primero en iluminarse con esa luz. Él era el primero en sentirse honrado de poseer esa luz, él era el primero en estar orgulloso de ser musulmán, él era el primero en respetarse a sí mismo.

Porque ser musulmán implica esto, no es sólo hacer cinco oraciones, no es sólo ayunar en Ramadán; es sentirte orgulloso de serlo, es saber que el Islam es algo especial, es un tesoro, el tesoro más preciado que podemos tener, ya que Islam nos da tranquilidad, nos da sosiego, nos da paciencia, confianza, pasión, gratitud, sinceridad, nos da, por encima de todas las cosas, felicidad. Los musulmanes que reconocemos todo esto somos felices, y el secreto está en compartir esa felicidad con los demás; pero no podremos hacerlo nunca, es totalmente imposible que lo hagamos, si no nos sentimos orgullosos de ser musulmanes.

Vosotros estáis en una edad en la que, por todo lo que está pasando en el mundo, en muchas ocasiones es difícil encontrar ese sentimiento de dignidad y de honor respecto al Islam; es posible que muchos de vosotros, en vuestros colegios o institutos, seáis maltratados por el mero hecho de ser musulmanes, o bueno, puede que no llegue a tanto, pero es posible que sí sintáis algún tipo de rechazo por ser musulmanes.

Esto hoy en día es algo normal, desgraciadamente lo es; pero lo que no podéis permitir es que ese sentimiento de enemistad que hay respecto al Islam se apodere de vosotros y os haga inferiores, porque no lo sois, no lo somos, en ningún momento podemos pensar que por ser musulmanes somos inferiores o peores que el resto, porque ¿queréis que os diga una cosa? Es justo todo lo contrario: el Islam nos eleva, el Islam nos da dignidad y honor.

¿Cómo es esto posible? Porque el musulmán entiende el Islam como algo más allá de una serie de oraciones a lo largo del día y de la noche. El musulmán que reconoce su papel en este mundo, el musulmán que cree realmente en Allah, reconoce que el camino del Islam es el camino establecido por Allah y es, por lo tanto, el camino que eleva y no rebaja, el camino que va hacia arriba y no hacia abajo.

Ahora bien, hay que hacer una advertencia que es muy necesaria: y es que este sentimiento de orgullo, de dignidad y de autoestima que debemos sentir en nuestro interior por ser musulmanes, no puede llevarnos nunca, jamás, a despreciar a los demás, ni a maltratarlos, ni a tratarlos como si fueran inferiores.

De hecho, si queréis un consejo, haced lo contrario; a los que no son musulmanes tratadlos mejor todavía, hacedlo y veréis maravillas, veréis cómo esa persona que probablemente no sabía del Islam más que lo que ha visto en la televisión comienza a cambiar; y lo mejor de todo, es que no tienes que hablarle del Islam, sólo tienes que comportarte como musulmán, lo único que tienes que hacer es aplicar aquello para lo que fue enviado el Mensajero Muhammad: las nobles cualidades de carácter y de comportamiento.

Este ha de ser el comportamiento de los musulmanes, aunque desgraciadamente en muchas ocasiones no lo es, pero eso no puede llevarnos a negar que esta sea nuestra meta y nuestro objetivo.

Porque, ¿sabéis qué? El Islam es algo social, no hemos sido creados para vivir aislados, apartados del mundo, sin tener relaciones con los otros seres humanos. De hecho hay musulmanes hoy en día que piensan que sí, que sólo se puede ser un “buen” musulmán si no tienes ningún tipo de contacto ni relación con los que no son musulmanes. Tened claro que esto es un error tremendo.

Las relaciones que tengamos, a veces serán con musulmanes y otras, puede que la mayoría incluso, serán con no musulmanes. ¿Cómo han de ser nuestras relaciones con los que no son musulmanes? ¿Los debemos evitar y apartarnos de ellos? ¿Acaso cuando el Profeta Muhammad recibió la revelación del Corán se apartó de la gente? ¿Dejó de tener tratos y relaciones con los que no eran musulmanes? No, por supuesto que no, seguía teniendo relación con ellos.

De hecho hay un suceso muy curioso. No sé si sabéis que después de recibir la revelación, el Profeta pasó 13 años en Meca. Durante esos trece años sus enemigos le atacaban, le insultaban, le tiraban basura sobre la cabeza mientras estaba rezando, le intentaron asesinar en más de una ocasión, le odiaban por encima de cualquier otra cosa. Y a pesar de todo esto, ¿sabéis qué?

Era la única persona de la que se fiaban sus enemigos. Cuando iba a emigrar a Medina, tuvo que dejar a Sayiduna ‘Ali unos días en Meca para que devolviera a toda la gente las cosas que le habían dejado en depósito. Y es que era así: sus enemigos, cuando se iban de viaje, le dejaban a él sus riquezas porque era la única persona en la que podían confiar.

¿Y por qué era así? Porque Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, era el digno de confianza, porque se había empapado del Mensaje del Islam, porque tenía dignidad, porque se respetaba a sí mismo y respetaba a los demás. Él era la puesta en práctica del Islam, él era el Corán andando, tal y como lo describió su mujer ‘Aisha, que Allah esté complacido con ella. Y esto es realmente el Islam: confianza, seguridad, respecto, gratitud, amabilidad, generosidad, esto es poner en práctica el Corán, esto es lo que significa ser musulmán.

Uno de los grandes males de hoy en día es que se ha perdido el honor. Y se ha perdido porque se ha devaluado, se ha convertido en una cualidad de los antiguos; y nuestro trabajo, lo que debemos hacer es recuperar ese honor.

Recuperad el honor porque os dará fuerza, os dará valentía, os dará confianza para enfrentaros a los problemas y situaciones de la vida que tendréis que vivir, recuperad el honor porque os hará ir hacia delante, ya que el honor es la llave, es el secreto para aumentar y fortalecer vuestra dignidad; y todo esto forma parte de las cualidades y características de los seres humanos y, por encima de todo, es gran parte del legado que nos dejó y nos enseñó el Profeta Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam.

Recuperad el honor porque entonces estaréis cambiando vuestras vidas y las de la gente a vuestro alrededor, recuperad el honor porque entonces el mal carácter lo cambiaréis por buen carácter, sustituiréis la pereza por energía y vigor. La avaricia será remplazada por la generosidad. La ira y el rencor serán sustituidos por la dulzura de corazón y la tranquilidad.

¿Qué significa todo esto de lo que estamos hablando? ¿Por qué estamos hablando tanto de lo que implica y significa ser musulmán? Porque, como hemos dicho al principio, hoy en día se pretende hacer creer a los propios musulmanes que ser musulmán es sólo hacer cinco oraciones y ayunar el mes de Ramadán. Pero como estamos comprobando, esto no es así, ser musulmán significa mucho, muchísimo más.

Ser musulmán implica bondad hacia todos, implica buen trato hacia otros, implica generosidad con todos, implica respecto hacia todos, implica tener una sonrisa en tu rostro hacia todos, implica recibir con los brazos abiertos a todos.

Uno de los grandes hombres de conocimiento del Islam, el Imam As-Sulami, que Allah esté complacido con él, describe a los que son musulmanes, o mejor dicho, a los que llevan el Islam a todos los aspectos de su vida y se empapan del ejemplo del Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam. Los describe de una manera maravillosa y esto es a lo que debemos aspirar todos y cada uno de nosotros en nuestras vidas. Y os puedo asegurar que si lo conseguís, os convertiréis en el futuro en verdaderos líderes.

Dice este noble Imam, que Allah esté complacido con él:

  • Llevan alegría a las vidas de sus compañeros y satisfacen sus necesidades al máximo de sus posibilidades.
  • Pasan por alto las injusticias que sufren, pero son firmes cuando se trata de que ser justo con los demás.
  • Evitan criticar a sus compañeros y no tienen en cuenta los errores que éstos cometen.
  • Se contienen a la hora de sentirse ofendidos y son extremadamente cautelosos para no causar afrentas.
  • Son firmes con respecto a la práctica de sus creencias, pero tienen cuidado a la hora de imponer esa misma firmeza a los demás.
  • Son generosos y magnánimos.
  • Son afables con sus compañeros.
  • Permiten a sus compañeros que usen sus cosas como si fueran suyas.
  • Son hospitalarios e invitan a la gente a compartir su comida.
  • Se aseguran de que sus amigos y vecinos, sean de la religión que sean, tienen lo que necesitan.
  • Se contentan con poco, pero desean que los demás tengan mucho.
  • Siempre dicen la verdad.
  • Cumplen con su palabra y protegen lo que se les confía.
  • Les encanta compartir las alegrías de sus compañeros.
  • No se jactan de sí mismos ni de sus buenas acciones.
  • Buscan la buena compañía y evitan la mala como si fuera la peste.

El que de vosotros sea capaz de implantar esto en su vida, os lo puedo asegurar, se convertirá en un gran líder en el futuro, la gente lo amará, la gente lo seguirá, la gente lo tomará como ejemplo y como modelo y entonces podrá alzar la cabeza con orgullo, con una alta autoestima y podrá de decir: todo esto lo tengo porque soy musulmán.

Sheij Ahmed Bermejo
http://ahmedbermejo.com