Jutba: El paso del tiempo.

Nos levantamos cada día sintiendo que hemos envejecido, cada mañana nos despertamos un poco más cerca del encuentro con nuestro Señor que el día anterior. Una parte más de los minutos que se nos han dado en esta tierra han pasado para nunca volver. Estos minutos, que conforman nuestro días, estos momentos, de los que se nutre nuestro tiempo, es cada uno más preciado que el anterior, más importantes de lo que nos damos cuenta; pero cuántos de ellos pasan sin ser empleados, sin ser usados para algo útil. O peor, usados de forma vana y perdidos.

Estos momentos pasan y llegarán más; pero la rapidez con la que se suceden puede ser desconcertante, y a veces parece que nuestra hora se acerca a nosotros a gran velocidad. En ocasiones, nuestro tiempo en este planeta parece ser tan solo un instante, un parpadeo y ya ha pasado. Y en una perspectiva más amplia de las cosas, así es. Dice Allah:

Les parecerá que no permanecieron* sino una tarde o su mañana. (79:46)

Pero la forma en la que se experimenta el tiempo no es la misma para cada persona. Su paso no afecta a todos de igual manera. Para algunos, cada momento se extiende, repleto de posibilidades, mientras que para otros, se contrae. A los que les sucede esto es porque no tienen baraka en su tiempo:

El día en que ocurra la Hora, los que hayan hecho el mal jurarán no haber permanecido (en las tumbas) sino una hora. (30:55)

Así es como experimentaban el tiempo en este planeta, y no como un momento lleno de posibilidades. Porque incluso una hora, un solo momento, puede ser una gran regalo cuando se usa correctamente. Pero cuando se desperdicia, nada de él puede ser devuelto. Dice Allah:

Como les ocurre a algunos idólatras, que desearían vivir mil años. Pero aunque los vivieran, eso no les salvaría del castigo… (2:96)

La importancia del tiempo, de los momentos que componen nuestra vida, no puede ser subestimada. Es lo que hacemos con ellos, con cada momento, que nos hace ser quienes somos. Podríamos decir, incluso, que no somos más que una amalgama de estos. Al Hasan al Basri dijo:

Hijo de Adam, no era sino días. Cada vez que un día pasa, una parte de ti se va con él.

El tiempo es algo por lo que nuestro Señor jura en el Corán, y Él solo lo jura por aquello que es importante. Allah dice, por ejemplo: wa-l-asri, wa-l-layli y wa-d-duhaa. Para poder beneficiarnos del tiempo que se nos ha dado, debemos de entenderlo de la manera correcta.

No podemos fruncir el ceño y preocuparnos constantemente por el, siendo penosamente conscientes de nuestra propia mortalidad y agonizando hacia ella. No podemos dejar que el miedo a nuestro final seguro nos consuma y consuma nuestra energía y alegría de vivir. Al igual que tampoco podemos pensar que el tiempo es ilimitado y que siempre habrá más en el futuro. No podemos ir por nuestras vidas pensando que viviremos para siempre, que somo inmortales e intocables y que nunca se nos acabarán las oportunidades.

Sino que hemos de recorrer el camino entre estos dos extremos, teniendo buena opinión de nuestro Señor, que nos dará el tiempo que necesitamos, mientras al mismo tiempo no dejamos de apreciar su importancia y no dejamos que se desvanezca en la nada. Aceptamos la realidad de la muerte, de que somos mortales y estamos destinados a esta, pero poniendo nuestra energía y concentración en la vida que la precede.

Nuestra vidas tiene lugar en el ahora, mientras lo que el futuro depara es inmaterial. Es desconocido y no es posible conocerlo. Solo podemos tener confianza en lo que nos deparará, y no temerlo. Dice Allah:

Nadie sabe lo que le deparará el mañana ni en qué tierra morirá, es cierto que Allah es Conocedor y está perfectamente Informado. (31:34)

No podemos conocer el futuro, pero podemos prepararnos para él, y para lo que vendrá en la siguiente vida. Podemos aprovisionarnos ahora y llenar nuestras despensas, asegurarnos de que cualquiera que sea el destino que nos espera, estemos preparados, interna y externamente. Nuestro presente puede dar forma a nuestro futuro. El Profeta Dijo:

“Beneficiate de cinco antes de (que lleguen) cinco: tu juventud antes de la vejez; tu salud antes de enfermar; tu tiempo libre antes de estar ocupado; tu riqueza antes de la pobreza; y tu vida antes de que llegue la muerte”.

E Ibn Umar dijo:

“Cuando te levantas por la mañana, no esperes al anochecer, y al anochecer, no esperes a la mañana. Toma de tu salud antes de que te llegue la enfermedad, y de tu vida, antes de que te llegue la muerte”.

Cuando hablamos sobre el futuro, nos referimos a dos cosas: el tiempo que nos queda en este mundo y a nuestra vida tras la muerte. Este futuro define nuestras acciones en dos tipos, las que son para este mundo, y las que son para el siguiente. Aunque todas tengan elementos de ambas. Las acciones para asegurar nuestra continuidad y existencia en esta vida y las acciones para elevarnos en la próxima. Nuestra enfoque en intención con cada acción tiene que ser consistente para con estos objetivos. El Mensajero de Allah, que Allah le dé paz, dijo:

“Trabaja para esta vida como si fueras a vivir para siempre y trabaja para la próxima como si fueras a morir mañana”.

Trabaja para esta vida como si fueras a vivir para siempre. En otras palabras, no seas impaciente, no quieras precipitar las cosas, tómate el tiempo necesario para apreciarlas y no esperes o busques la satisfacción inmediata. No te pongas ansioso por tu provisión, y no la persigas de forma obcecada. No pasaste el examen, habrá más oportunidades para ello; no conseguiste cerrar un negocio, otros más lucrativos llegarán. Tu vida se extiende ante ti, y aquello que necesites te llegará. Haz planes para el mañana, toma precauciones para las posible crisis futuras, como hizo Saidina Yusuf cuando guardó los granos para los años de sequía que venían. Piensa a largo plazo, no seas corto de vistas.

Y trabaja para la que viene como si fueses a morir mañana. Tenemos que aprovisionarnos de acciones que nos traerán beneficio en la próxima vida, tenemos que acumularlas, ser avariciosos con ellas. Es la moneda de cambio que importa, la que nunca pierde valor. Tenemos que ser egoístas con ellas, asegurarnos de que no pasa ningún minuto, ningún segundo, sin que lo aprovechemos. No podemos asumir que habrá un mañana, ni que llegaremos al anochecer. Hazlo ahora y no lo dejes para luego. No planees hacer este tipo de acciones en el futuro, cuando tiene la oportunidad de hacerlas ahora. Estas no son el tipo de cosas que hemos de planear, sino la que tenemos que hacer. Ibn al-Jawzi dijo:

“Tened cuidado con la procrastinación, puesto que es el peor de los ejércitos de Iblis”.

Para la Otra Vida, no tenemos un futuro, solo un ahora. Así es como el ser humano debe de verlo, pero esto cada vez más difícil en un mundo que en el que todo está patas arriba, desordenado.

Cuando se trata de asuntos de este mundo, del Dunya, todo el mundo está tan desesperado por conseguirlo ya, inmediatamente, que olvidan el futuro de su mundo y las consecuencias de sus acciones, destruyendo el medioambiente por beneficio, sangrando a la tierra hasta que quede yerma y sin nutrientes. Hace poco he leído en un artículo que la agricultura moderna está dejando la tierra inútil para el crecimiento de nuevos cultivos. O elegimos gobiernos y políticos para un corto periodo de tiempo, en base a lo que se supone que van a hacer ahora, no en base a qué clase de nación queremos construir. O nos complacemos en la juventud, independientemente de las consecuencia que puede tener para el futuro.

Mientras que en los asuntos para la próxima vida, lo dejamos para luego, pensando que tenemos todo el tiempo del mundo. Empezaré a poner en práctica mi Din, decimos, cuando esto o aquello suceda; dejaré una mala acción el año que viene; iré al Hajj cuando haya madurado un poco y esté más preparado, etc.

Tenemos que poner nuestras prioridades en su sitio y enfrentarnos a los asuntos de la manera correcta de forma que tengan sentido.

La realidad de nuestra existencia es que la vida de este mundo está decretada, nuestra provisión está escrita. Nuestra mayor responsabilidad en esta vida no es preocuparnos por ella, sino por la que vendrá después. Y por conocer a nuestro creador. Dice Allah:

Y no he creado a los genios y a los hombres sino para que Me adoren. (51:56)

Y dicen los mufassirin que en este contexto, ‘adorar’ significa conocer a Allah.

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Este Din está construído alrededor del tiempo y todo tiene un tiempo determinado, especialmente sus obligaciones. La primera de estas es la oración, el Salat. Dice Allah:

“Ciertamente el salat es para los creyentes, un precepto en tiempos determinados”. 

Si no somos capaces de hacer el Salat en sus tiempos, entonces nos convertimos en parte de quienes procrastinan, y estos tendrán preparada la aflicción. Luego viene el Zakat, que requiere que pase un tiempo prescrito antes de que se vuelva obligatorio; y el Ramadán, que debe de hacerse en el mes de Ramadán; y el Hajj, que debe de llevarse a cabo en el mes de Dhul-Hijjah. Hay un calendario exacto que nuestro Señor ha preparado para nosotros, y es solo manteniendo esta calendario que encontraremos el éxito. Los fara’id, actos obligatorios, toman precedencia, todo los demás es secundario. Por lo que cualquier acción que emprendamos en esta vida que nos impide seguir estos tiempos y momentos que Allah ha decretado para nosotros, en Su inmensa sabiduría, debe de ser abandonada, o, al menos, modificada, incluso si esas cosas que estamos haciendo son en sí recomendables.

Los fara’id siempre toman precedencia. Por ejemplo, pasar la noche en oración, es algo muy recomendado y trae con ello una gran recompensa. Pero si hacer esto te impide levantarte al fajr por el cansancio, entonces tienes la prioridad de forma errónea. Hacer la oración de Subh en su hora tiene mayor recompensa que todas esas oraciones náfila, supererogatorias.

Incrementar en los nawafil nos lleva más cerca de Allah, pero no si es a expensas de aquello que Allah ama más, los fara’id.

Cuando tenemos lo obligatorio, entonces incrementemos nuestro dhikr, tanto de palabra como de acción. Hagamos uso de los momentos del día para recordar a Allah, pero no tomemos más de lo que podemos llevar a cabo. No te canses a ti mismo, o agotes tu himma y motivación, no tomes algo que sientas como un peso. Puesto que si comienzas a sentirte cansado y exhausto, si se convierte en un peso para ti, entonces que Allah te recompense por ello lo experimentas como un obligación de Él hacia ti. Y Allah no está obligado a nada. No obtendrás el beneficio que podrías haber obtenido si lo hubieses hecho con el deseo y anhelo en tu corazón. El Profeta, que Allah le dé paz, dijo:

“Un poco hecho de forma regular es más valioso que mucho hecho de vez en cuando. Toma solo cuanto puedas llevar y sé constante en ello, y puede que tu Señor te de el éxito para hacer más”.

Le pedimos a Allah que no hagas constantes en nuestras acciones correctas y que nos de la Himma para incrementarlas y de esta forma incrementar nuestra cercanía a Él.

Jutba de Luqman Nieto
Sevilla