Jutba: En la unión está la fuerza

Siervos de Allah: Ciertamente, Allah, subhanahu wa ta’ala, ha ordenado a los creyentes sinceros a que se unan en comunidad, a que permanezcan unidos, y les advierte sobre la separación, los enfrentamientos y las disputas; dice: “Aferraos todos juntos a la cuerda de Allah y no os separéis” (Familia de Imran, 103).

Ciertamente, Allah, subhanahu wa ta’ala, ha ordenado a los creyentes sinceros que se unan en comunidad, que permanezcan unidos, y les advierte sobre la separación, los enfrentamientos y las disputas; dice: “Aferraos todos juntos a la cuerda de Allah y no os separéis” (Familia de Imran, 103).  La cuerda de Allah es el Corán, es el Islam, es el Imán. Abbdullah ibn Mas’ud explica  que la cuerda de Allah es la comunidad; dice: “Aferraos a la obediencia y a la comunidad (ŷama’ah), pues ciertamente esa es la cuerda de Allah, a la que os ha ordenado que os aferréis”.

Musulmanes, ciertamente nuestro Din del Islam nos llama a la unidad, a unir nuestra palabra; a permanecer en una sola fila, bajo un mismo estandarte; a rechazar los enfrentamientos y las disputas; a intercambiar consejo, y a todo aquello que lleve a la unión de los musulmanes. Lo primero que hizo el Mensajero de Allah al llegar a Medina al Munawara fue hermanar a los muhayirún y a los ansar; con ese acto convirtió a estas tribus enemigas en hermanos, en una sola y unida familia; amanecieron como un edificio firme, fortaleciéndose los unos a los otros, como un solo cuerpo que, cuando sufre uno de los miembros, el resto reacciona con fiebre y falta de sueño”.

El primer paso que dio el Mensajero de Allah para construir una comunidad fuerte fue ese hermanamiento entre la gente de Meca y de Medina, para que así sus raíces fueran fuertes y firmes, para que fueran como “un árbol bueno, cuya raíz es firme y cuyas ramas se elevan al cielo, dando fruto en cada época con el permiso de Su Señor” (Ibrahim 24). Con esta acción llena de sabiduría del Mensajero de Allah, se unieron los corazones y creció entre la mejor comunidad el amor y la armonía. A ellos Allah les envió al mejor de la creación, a Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam, para unirlos bajo un mismo estandarte, para eliminar cualquier tentación entre ellos del fuego de la fitna, el fuego de la ignorancia y el enfrentamiento que había antes de su llegada; dice Allah: “Recordad el favor que Allah ha tenido con vosotros cuando, habiendo sido enemigos, ha unido vuestros corazones y por Su gracia os habéis convertido en hermanos. Estabais al borde de un abismo del Fuego y os salvó de él” (Familia de ‘Imran, 103).

Reflexionad sobre cómo, al actuar de esta manera, el Mensajero de Allah dio fuerza a sus Compañeros, cómo los unió bajo una misma palabra y bajo un mismo estandarte. Su lema era: La ilaha illa’llah, Muhammad rasulullah. Dejó a su Ummah un camino, un destino claro y diáfano, siendo su noche como su día, y del que no se desvía más que el que está perdido; y, ciertamente, el que está perdido es el que quiere para sus hermanos la separación y el enfrentamiento, el que busca encender el fuego de la fitna con los dimes y diretes, con la calumnia y las mentiras, ya que la fitna está siempre dormida y Allah maldice a aquellos que la encienden y despiertan.

Siervos de Allah, ciertamente la hermandad y la unión en el Din tienen un valor muy elevado, ya que es el vínculo de unión más fuerte entre los seres humanos. Es uno de los dones que Allah, subhanahu wa ta’ala, ha dado a esta Ummah, y así lo manifiesta en el Corán cuando dice: Él es Quien te ayudó con Su auxilio y con los creyentes. Y unió sus corazones. Aunque hubieras gastado todo cuanto hay en la Tierra, no habrías conseguido unir sus corazones; sin embargo, Allah los unió. Verdaderamente, Él es Irresistible, Sabio” (Botines de Guerra, 63).

Por esta razón, por este valor y este peso que posee la hermandad y la unión, el Mensajero nos llama a evitar todo aquello que pueda corromperla, nos llama a que nos alejemos de todo aquello que pueda hacer temblar sus cimientos una vez que ya han sido establecidos sobre el amor, la cordialidad, el afecto y la sinceridad. Dijo el Mensajero, sallallahu alaihi wa sallam: “No os envidiéis, no os engañéis en la compraventa, no os odiéis, no os deis la espalda y que ninguno interceda en la venta del otro, y sed siervos de Allah, hermanos. El musulmán es hermano del musulmán, no es injusto con él, no le traiciona y no le detesta. La Taqwa está aquí (y señaló tres veces <s>a</s> su pecho). Es suficiente mal para un hombre que deteste a su hermano musulmán. Todo musulmán es sagrado para otro musulmán, su sangre, su riqueza y su honor”.

Oh Allah, te pedimos que nos hagas ser de la gente que no se traiciona, que son Tus siervos sinceros y que son hermanos entre ellos.

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Siervos de Allah:

Ciertamente, nuestro noble Mensajero Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam, nos advierte del peligro que tiene el aislarse y separarse de la comunidad de musulmanes; dice: “Aferraos a la comunidad y tened cuidado con la separación, pues, ciertamente, Shaytán está con el que se encuentra solo (aislado); y si hay dos, está más lejos; y, ciertamente, el lobo se come a la oveja que está aislada, que está separada”.

Este es un ejemplo claro: los lobos se apoderan de las presas que están alejadas del rebaño, de aquellos que están fuera del perímetro que abarca el pastor; lo mismo ocurre con el ser humano: es débil por sí mismo y fuerte con sus hermanos; aislado, solitario, apartado, no tiene la misma fuerza que estando apoyado y ayudado por sus hermanos.

Había un hombre sabio muy anciano que sentía próxima su muerte, así que mandó reunir a sus hijos para aconsejarles. Les dio un conjunto de ramas unidas en un haz y les pidió que lo rompieran. Uno tras otro lo intentaron, pero ninguno fue capaz de quebrarlo. Entonces el anciano lo tomó, lo desató y separó las ramas una a una, entregándoselas a sus hijos, que las rompieron con facilidad. Esta fue la manera en <s>la </s>que el anciano ilustró a sus hijos en cómo en la unión está la fuerza y en la separación, la debilidad.

Siervos de Allah, ciertamente, parte de lo que fortalece a la comunidad y une a quienes la forman es el buen carácter y el buen comportamiento, el adab y el respeto entre sus componentes; el adab al que nos llama el Islam es bajar la mirada ante las faltas de nuestros hermanos, es perdonar lo malo que hayan cometido, es tener buena opinión de los demás, es desear siempre lo mejor para todos, tanto a nivel individual como colectivo.

El musulmán es aquel que si ve que su hermano se está desviando, si está cometiendo un error, le corrige y le conduce con cortesía hacia el camino recto, mediante el buen consejo, mediante el adab y el respeto, con sabiduría y buenas palabras, tal y como nos ordena Allah. Y, ciertamente, se ha dicho: “Puedes conseguir con la destreza lo que conseguirás con la fuerza”. El musulmán es aquel que se aferra al adab y al buen comportamiento y buen carácter en todos los momentos de su vida, en sus palabras y en sus silencios, en su alegría y en su tristeza. Es un ejemplo en sí mismo, ya esté callado o hablando, con sus palabras y con sus acciones. Dice Allah: “Llama al camino de tu Señor por medio de la Sabiduría y la buena exhortación”.

Tened temor de Allah, siervos Suyos; reconciliaos entre vosotros mediante el amor, extendiendo el saludo, ayudándoos mutuamente, empleando todo aquello que sirve para fortalecer la yama’ah; y entre la formas de conseguirlo, está el desear antes el bien común que el bien propio, y en emplearte en aquello que sea de beneficio para el Din y para la Ummah del Islam. Dice Allah: “Obedeced a Allah y a Su Mensajero y no disputéis, porque entonces os acobardaríais y perderíais vuestro ímpetu. Y tened paciencia, pues ciertamente Allah está con los pacientes”(Botines de Guerra, 47). Y dice Allah en otra aleya: “Buscad ayuda en la virtud y en la Taqwa, no en la desobediencia ni en la transgresión”.

Oh Allah, te pedimos que nos hagas ser de aquellos que mantienen y hacen fuerte la yama’ah.

Jutba del Viernes 3 de Abril 2015, Sevilla.
Hafith Luqman Nieto

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