Siervos de Allah, debéis saber, que Allah esté complacido con vosotros, que Allah, Subhanahu wa ta’ala, nos ha creado para que Lo adoremos solamente a Él, sin asociado; y en esta adoración sincera es donde reside nuestra fuerza. En esta adoración a Allah, que sabemos que es de formas muy diversas, es donde encontraremos la energía que necesitamos para superar las dificultades del mundo en que vivimos.
En las semanas pasadas hemos hablado de la necesidad de cambiarnos a nosotros mismos para poder cambiar lo que hay a nuestro alrededor; de que esto se consigue volviéndose con sinceridad a Allah mediante el uso de los intelectos que Allah nos ha dado y mediante el uso de la reflexión, observando lo que hay a nuestro alrededor y tomando lecciones de ello. Esa es la manera que Allah nos ha dado para poder cambiar nuestro estado; la forma de hacerlo es empleando los medios que Allah pone a nuestra disposición, que son variados y diversos.
¿Hacia dónde queremos cambiar? ¿Cuál es la dirección hacia la que queremos encaminar nuestros pasos? Todos conocemos el estado de la sociedad actual. Sabemos lo bajo que ha llegado a caer. Somos conscientes del mal que ha hecho la usura a todos los niveles posibles. Sabemos lo perdidas que están las relaciones familiares, el poco valor que se le da al comportamiento y las cualidades de carácter, el valor desmedido que se concede da a la riqueza y las posesiones, la hipocresía que está tan presente… Conociendo esto como todos lo conocemos, algo tan evidente que podemos verlo claramente con nuestros ojos, debemos entonces hacernos esta pregunta, todos nosotros, a nivel individual y a nivel colectivo, con mucha sinceridad: ¿hacia dónde queremos ir?
Si queremos un cambio real, un cambio verdadero, la única forma de conseguirlo es volviéndonos a Allah y a Su Mensajero; cumpliendo con lo que Allah ordena, alejándonos de lo que Allah prohíbe; cumpliendo con lo que el Mensajero, SAWS, ordena y alejándonos de lo que el Mensajero, SAWS, prohíbe. En esto es donde encontraremos la fuerza. En la confianza en Allah, una confianza total y sincera, es dónde encontraremos la fuerza necesaria para hacer un verdadero cambio; y la confianza en Allah es entregarse a Él, es ser consciente de que está contigo en todo momento y lugar, es adorarlo como si Lo vieras; sabiendo que Él sí te ve, aunque no puedas verlo. Si somos capaces de tener esta entrega y confianza real, habremos usado nuestros intelectos, habremos reflexionado y reconocido lo esencial de las cosas y, entonces, nada nos detendrá, nada nos parará, pues tendremos en nuestras manos la llave del éxito en esta vida y en la Próxima.
Siervos de Allah, para que esto de lo que estamos hablando sea una realidad, para que la entrega a Allah y a Su Mensajero sea sincera, necesitamos una condición previa, una condición sin la cual no seríamos capaces de hacerlo, una condición totalmente necesaria, y más aún en este tiempo en que vivimos. Y esa condición es sentirnos orgullosos de ser musulmanes. No podemos volvernos a algo de lo que no nos sentimos orgullosos. Es totalmente imposible.
Así pues, el primer paso que debemos dar para poder sentirnos orgullosos de ser musulmanes es tener clara nuestra identidad, nuestra identidad como musulmanes, como musulmanes en el mundo en el que vivimos, en el lugar en el que vivimos, en la sociedad en la que vivimos, con todo lo que ello conlleva. Esto nos dará fuerza y nos hará sentirnos orgullosos de ser musulmanes, ya que nos permitirá ver a través de la niebla que hay nuestro alrededor y seremos capaces de ver la luz, por mucha oscuridad que nos rodee.
El Islam es esa luz. Islam es la luz que ilumina nuestro camino. Islam es la luz que hay entre tanta oscuridad. Pero para tenerla, para conseguirla, debemos quererla, y para quererla tenemos que anhelarla y ambicionarla con sinceridad, más allá de las palabras; sólo así conseguiremos poseerla, sólo así podremos obtenerla. Este anhelo y ambición es interior. Su lugar son los pechos y los corazones. Este anhelo por la luz, que tiene su origen en nuestro interior, es lo que nos moverá en nuestro exterior para llevar a la práctica las acciones necesarias para conseguirla. Éste es el comienzo, ésta es la base para obtener la luz: desearla, quererla, anhelarla en nuestro interior.
La forma externa es cumpliendo con lo que Allah y Su Mensajero nos piden, que no es únicamente hacer cinco oraciones, ayunar, no comer cerdo y no beber alcohol. Tenemos que comprender que Islam es mucho más grande que eso: el Islam es adorar a Allah, pero también es la relación con el resto de la criaturas, y esto es lo realmente difícil: el buen carácter, el buen comportamiento, el sacar a luz las buenas cualidades al mismo tiempo que tapamos y ocultamos las cualidades perversas y denigrantes. Esto es también parte del Islam. El Din hay que adoptarlo en todos los estados y situaciones, no sólo cuando estamos en la mezquita. Tenemos que empaparnos externa e internamente del Din del Islam, ya que sólo así nos sentiremos orgullosos de ser musulmanes y sólo así podremos cambiar y conseguir el éxito en esta vida y en la Próxima.
Oh Allah, te pedimos anhelar Tu luz en nuestro interior y que ese anhelo nos lleve a hacer las acciones que nos den Tu luz.
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Siervos de Allah, sabed que uno de los aspectos que nos hará sentirnos orgullosos de ser musulmanes es tener una aquida sana, una aquida correcta, un Imán fuerte en nuestros corazones, un Imán que nos haga ver la vida con esperanza en la Misericordia de Allah.
Dijo el Mensajero de Allah, SAWS: “El creyente fuerte es mejor y más amado por Allah que el creyente débil, y en ambos hay bien. Busca aquello que te eleve y busca ayuda en Allah y no te sientas impotente. Y si algo te aflige, no digas: ‘Si hubiera hecho tal cosa, no me hubiera pasado esto’, sino más bien di: ‘Allah lo ha decretado y ha hecho lo que ha querido’. Porque el decir ‘si hubiera’ abre la puerta a la acción de Shaytán”.
Esta fuerza del creyente se obtiene a través de aferrarse al Din del Islam, de llevarlo a la práctica con corrección, de aferrarse a la sunna del Mensajero del Allah, de aferrarse a una aquida correcta. Parte de la fuerza del creyente es purificar el nafs de los apetitos y los deseos que conducen hacia las fitnas y los enfrentamientos, al mismo tiempo que se impregna del Imán, de las nobles cualidades de comportamiento, del buen carácter, del adab y la cortesía en el trato con sus hermanos. Todo esto aumenta la fuerza del creyente. Todo esto aumenta y fortalece la identidad del musulmán. Actuar de esta manera nos hará sentirnos orgullosos de ser musulmanes.
La fuerza del creyente es saber que Allah es Quien decreta todos los asuntos, es saber que en las manos de Allah está el bien y el mal, y que cuando quiere que algo ocurra dice: “Sé, y es”. La fuerza del creyente es saber que por mucho que quieras algo, si Allah no lo ha decretado para ti, no lo tendrás nunca. La fuerza del creyente es estar complacido y satisfecho con lo que Allah ha decretado para ti porque Allah lo ha decretado y ha hecho lo que ha querido. La fuerza del creyente es cerrar la puerta a la impotencia y la aflicción, cerrar la puerta a la desesperación y el lamento por el pasado, ya que el hacer esto abrirá la puerta a la acción del Shaytán.
Tened temor de Allah, siervos Suyos. Creed en Allah, sed creyentes fuertes en Allah, creyentes sinceros que al volverse a Allah obtienen fuerza sobre fuerza, creyentes sinceros que reflexionan sobre lo que les rodea y sacan lecciones de ello, creyentes sinceros que son capaces de reconocer lo esencial de las cosas. Sed creyentes sinceros en Allah que se sienten orgullosos de ser musulmanes, ya que esa fuerza y ese orgullo será lo que nos llevará a cambiar lo que tengamos que cambiar. Esa fuerza y ese orgullo será lo que nos llevará a tener una buena vida en dunia. Esa fuerza y ese orgullo será lo que nos llevará a disfrutar en el Jardín de deleites que los ojos no han visto, los oídos no han escuchado y los corazones no han tan siquiera imaginado.
Oh Allah, te pedimos que, por ser creyentes fuertes y sinceros, nos hagas ser de aquellos que obtienen lo mejor de esta vida y de la Próxima.
Jutba del Viernes 17 de Abril 2015, Sevilla.
Hafith Luqman Nieto