Ibn ‘Abbas, que Allah esté complacido con él, transmitió lo siguiente: “Estaba un día montado detrás del Mensajero de Allah, salla allahu ‘alaihi wa sallam, cuando me dijo:
“Oh joven, te voy a enseñar unas palabras: Guarda a Allah, y Él te guardará; guarda a Allah, y lo encontrarás ante ti; si pides algo, pídeselo a Allah, y si buscas ayuda, búscala en Allah. Y has de saber que, si toda la gente se reuniera para beneficiarte en algo, no te beneficiarían excepto en aquello que Allah haya escrito para ti. Y si se reunieran para perjudicarte en algo, no te perjudicarían excepto en aquello que Allah ha decretado para ti. Los cálamos se han levantado y las hojas se han secado”.
Musulmanes, os exhorto a que tengáis Taqwa de Allah. “¡Vosotros que creéis! Temed a Allah y permaneced con los veraces” (Tawba, 119). Siervos de Allah, ciertamente son muchas las ocasiones en las que, por la vorágine de la vida de dunia que vivimos, por nuestros problemas, sean del tipo que sean, nos olvidamos de nuestros principios. Olvidamos nuestras bases. Olvidamos elementos tan fundamentales como nuestro propósito y función en esta vida ─que no es otro que adorar y conocer a Allah─. Olvidamos para qué hemos sido creados; pero, lo más trágico de todo, es que en ocasiones olvidamos el Poder de Allah, subhanahu wa ta’ala.
Vivimos tan inmersos en nosotros mismos, en nuestra casa, nuestros hijos, nuestra familia, estamos tan entregados a los medios, vivimos tan condicionados por lo que nos rodea, que olvidamos que el que verdaderamente tiene poder para beneficiarnos o perjudicarnos es Allah. Es por esto que mi responsabilidad en este lugar y en esta hora es recordaros las bases de nuestro camino, aquello de lo que tantas veces hemos hablado, los pasos que tantas veces hemos dado pero que, por muchas veces que lo hayamos hecho, son muchas también las veces en las que lo olvidamos.
Este asunto que en ocasiones olvidamos es lo que enseñó el Mensajero de Allah a sus Compañeros. Y lo hacía con los mayores y con los pequeños, sin cansarse de repetirlo en ningún momento, sin desaprovechar ninguna oportunidad para hacerlo, pues él, salla allahu alaihi wa sallam, sabía de la importancia de estas bases, sabía que estos asuntos son sobre los que se construye nuestra creencia, y, por eso, los repetía constantemente.
Este fue el caso de Ibn ‘Abbas, que Allah esté complacido con ambos, que transmitió lo siguiente: “Estaba un día montado detrás del Mensajero de Allah, salla allahu ‘alaihi wa sallam, cuando me dijo: “Oh joven, te voy a enseñar unas palabras: Guarda a Allah, y Él te guardará; guarda a Allah, y lo encontrarás ante ti; si pides algo, pídeselo a Allah, y si buscas ayuda, búscala en Allah. Y has de saber que, si toda la gente se reuniera para beneficiarte en algo, no te beneficiarían excepto en aquello que Allah haya escrito para ti. Y si se reunieran para perjudicarte en algo, no te perjudicarían excepto en aquello que Allah ha decretado para ti. Los cálamos se han levantado y las hojas se han secado”.
Siervos de Allah, ¡qué olvidadizos somos!, ¡qué rápido olvidamos. ¡Cuántas veces olvidamos la base de todo nuestro asunto! ¡Cuántas veces olvidamos que el que realmente nos da y el que realmente nos quita es Allah! Si queremos algo, ¿a quién se lo pedimos? Se lo tenemos que pedir a Allah, y si queremos que Allah nos responda a esa petición, lo que debemos hacer es lo que nos enseña en este hadiz el Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam.
Guarda a Allah. Protege a Allah. Ten presente a Allah. Guarda aquello que Allah te ha mandado guardar. Cumple con las obligaciones que Allah te ha impuesto y, al mismo tiempo que lo haces, aléjate de todo aquello que te ha prohibido Allah; si lo haces, verás cómo Allah te guarda y te protege a ti; si lo haces, verás cómo Allah te protege en tu persona, en tu riqueza y en tu Din; verás cómo Allah te protege del mal comportamiento y de los shayatin de los genios y de los hombres. Si eres capaz de guardar a Allah en tu vida de dunia, Allah te guardará a ti en dunia y en Ájira,
Guarda a Allah. Ten presente a Allah, y lo encontrarás ante ti, lo encontrarás junto a ti. Si vas caminando hacia Allah, Él irá hacia ti corriendo; si te acercas a Él un palmo, Él se acerca a ti diez. Guarda a Allah, y tendrás Su compañía, Su ma’iya. Será tu protector y tu guardián. Estará a tu lado por muchas dificultades que tengas, por muy oscura que veas la situación. Si no te olvidas de Allah, Él no se olvidará de ti. “Recordadme, y yo os recordaré”.
“Si pides algo, pídeselo a Allah”. Si tienes alguna necesidad, si quieres algo, pídeselo a Allah, búscalo en Allah, ya que Él es realmente quien todo lo puede, quien todo lo tiene y quien todo lo da. Sólo a Él debemos pedirle, y Él es quien nos lo dará utilizando los medios o las personas que quiera usar como intermediarios; no le pedimos más que a Él, puesto que Él está en todo momento cerca de nosotros. Él sabe qué es bueno para nosotros y qué no lo es. Por esta razón, es a Él a quien debemos pedirle, y si lo hacemos con sinceridad, Allah nos dará. “Y cuando Mis siervos te pregunten sobre Mí…, Yo estoy cerca y respondo al ruego del que pide cuando Me pide; así pues, que ellos Me respondan y crean en Mí. ¡Ojalá se guíen rectamente!” (Baqara, 186).
No pidas nada al hijo de Adam, pídele a Aquel Cuyas puertas no se cierran. Allah se enfada si dejas de pedirle, mientras que el hijo de Adam, si se le pide, es él quien se enfada.
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El siguiente de los consejos que da el Mensajero de Allah al joven Ibn Abbas es: “Si buscas ayuda, búscala en Allah”. Búscala en Allah, pues ciertamente Allah no necesita de nosotros y nosotros somos los que necesitamos de Él. Es una ayuda desprendida, sin intereses ocultos, y eso es maravilloso. Precisamos de Su ayuda en todo momento y situación. Nadie más que Él puede prestarnos la ayuda que necesitamos, pues Él ha sido Quien nos ha creado y Quien de verdad conoce nuestras necesidades.
La ayuda de Allah es la única que puede beneficiarnos de verdad, tanto en esta vida como en la Próxima. Su ayuda es la que buscamos porque Su ayuda es la verdadera. Es algo que repetimos siempre que recitamos el Fatiha: “Iyaka na’budu wa iyaka nasta’in”, ‘Sólo a Ti adoramos, sólo en Ti buscamos ayuda’. Porque la ayuda de Allah es la ayuda real, es la ayuda que de verdad necesitamos, es la ayuda que buscamos y la que necesitamos, y sólo a Él se la pedimos. Dice Allah en Su Libro: “Si Allah os ayuda…, no habrá quien pueda con vosotros; pero si os abandona…, ¿Quién sino Él os ayudará? En Allah se confían los creyentes” (La Familia de ‘Imran, 160).
“Has de saber que, si toda la gente se reuniera para beneficiarte en algo, no te beneficiarían excepto en aquello que Allah haya escrito para ti. Y si se reunieran para perjudicarte en algo, no te perjudicarían excepto en aquello que Allah ha decretado para ti”. Este último consejo es la base de todo nuestro conocimiento, los cimientos de nuestro camino. Es eso que nuestro día a día de dunia nos hace olvidar.
Es la creencia en el Decreto, ser conscientes de que todo lo que nos ocurre, de que todo lo que está sucediendo en este mundo, tanto lo que vemos como lo que no vemos, viene de Allah, ya sea bueno o malo, dulce o amargo, sea alegría o sea tristeza, sea dificultad o sea facilidad. Es saber que una vez que Allah ha determinado que algo ocurra sucederá sin ningún tipo de duda tal y como Él ha decretado; por mucho que la gente se reúna y te intente beneficiar en algo, no podrán beneficiarte. Es imposible que te beneficien, excepto en aquello que Allah ha decretado para ti. Y a la inversa ocurre lo mismo: por mucho que se reúnan, confabulen contra ti o hagan planes en tu contra, nada de eso te perjudicará a no ser que Allah lo haya decretado para ti, ya que el verdadero poder es de Allah. “Planean y Allah planea, y Allah es el que mejor planea”.
Esta es la base de la creencia en el Decreto: todo ocurre porque Allah así lo ha determinado, tanto lo bueno como lo malo, guerras, paz, muerte, vida, pobreza, riqueza, dificultad. Allah es el que decreta y lo que Él ha decretado es lo que se cumple. Dice Allah, dirigiéndose a Su Profeta Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam: “Di (Oh Muhammad): No nos ocurre sino lo que Allah ha escrito para nosotros. Él es Quien vela por nosotros. Y que en Allah se confíen los creyentes”. Y, oh Allah, te pedimos que nos hagas ser de los creyentes que se confían en Ti.
Jutba de Shaykh Ahmed Bermejo,
Mezquita Mayor de Granada,
6 de enero de 2017.