La cortesía bien entendida, como el respeto – espiritual no formal – y el trato adecuado – sincero no aparentado – que le es debido a todos los seres y criaturas que nos rodean, es una de las principales obligaciones de todo musulmán y debería serlo de todo ser humano.
Uno de nuestros sabios cuando le preguntaban que era el camino solía contestar, “Amor al Creador y cortesía con la creación” y es muy corriente escuchar a la gente de conocimiento entre nosotros que el camino es todo el, cortesía.
Esta cortesía que es debida en todo lugar y a todos los seres, es especialmente importante en la casa con la familia, los visitantes y los vecinos.
Allah ha dicho en Su Noble Corán:
Adorad a Allah y no asociéis nada con El. Y comportaos bien con los padres, con los parientes, con los huérfanos, con los pobres, con el vecino cercano, con el vecino lejano, con el compañero a tu lado, con el viajero y con los sirvientes que tengáis. Allah no ama a los engreídos y jactanciosos.
Y el mensajero de Allah que la paz sea con el, dijo:
El mejor de vosotros es el mejor con su familia y yo soy el mejor de nosotros con su familia.
Hoy en día son cada vez más las voces que se alzan para manifestar su preocupación por el deterioro en las relaciones familiares o incluso por la falta de relaciones dentro de los hogares y que apuntan a ello como la causa del deterioro de las relaciones sociales en la calle y del aumento de la delincuencia sobre todo infantil. Jueces y educadores denuncian cada vez más el abandono por parte de los padres del papel de educadores de sus hijos y de la responsabilidad sobre su comportamiento.
Esto es debido por un lado a un mal entendimiento de los llamados derechos de las sociedades democráticas y constitucionales por el que muchos padres por miedo a caer en el políticamente incorrecto autoritarismo prefieren e intentan ser amigos de sus hijos antes que padres y les dejan – como dijo el brillante juez de menores de Granada – huérfanos, y por el que muchos hijos confunden libertad por libertinaje y se creen con derecho a hacer lo que quieran y están dispuestos a denunciar a sus padres y educadores al menor intento de corregir su comportamiento; y por otro lado a que las familias y las casas son cada vez mas pequeñas y cerradas y en ellas hay ausencia prácticamente total de testigos que puedan ver y poner freno al deterioro de las relaciones familiares, lo que no ocurría o al menos era más difícil que ocurriese cuando en las casas convivían más de dos generaciones y la presencia de abuelos, tíos, cuñados, primos y vecinos era prácticamente constante.
Como musulmanes hemos recibido una ciencia muy completa y detallada de cómo comportarnos con cada ser en la creación que llamamos adab (cortesía) y debemos aprenderla, practicarla y enseñarla, pues solo con ella estaremos a salvo y lo estará nuestro entorno cercano y lejano.
Como musulmanes debemos poner empeño en hacer que nuestras casas sean abiertas y si no podemos hacerlas grandes y muy habitadas al menos hacer que sean frecuentemente visitadas por abuelos, hermanos, tíos, primos, cuñados, amigos, vecinos, viajeros, colaboradores, huérfanos, necesitados… Y nuestros hijos y nuestros nietos puedan ver en ellas todo tipo de relaciones de cortesía sinceras y sentidas y puedan aprenderlas y transmitirlas a sus hijos y sus nietos, manteniéndose a salvo y manteniendo a salvo su entorno.
Mohammad del Pozo, Logroño.
Articulo de Islam Hoy