Nos encontramos en un mes en el que tuvo lugar el suceso más importante de este universo; nos encontramos en el mes de Rabi’ Al Awal, y el suceso que tuvo lugar en este mes, fue el nacimiento de nuestro amado Profeta Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, el nacimiento de aquel que fue enviado para sacarnos de las tinieblas y llevarnos a la luz.
Alhamdulillah por habernos reunido aquí en esta noche bendecida, en esta noche en la que conmemoramos el nacimiento de nuestro noble Profeta, Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam.
Alhamdulillah por habernos enviado al mejor de la creación, el que nos purifica y nos enseña el Libro y la sabiduría.
Alhamdulillah por habernos escogido para ser parte de esta Ummah, la Ummah de aquellos cuyos miembros resplandecerán por el efecto del wudu; la Ummah que ordena lo reconocido, impide lo reprobable y cree en Allah; la Ummah de Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam.
Alhamdulillah por habernos entregado, a través de él, el gran milagro del Corán, el Libro con el que nos guiamos y gracias al cual caminamos por el Sirat Al Mustaqim.
Alhamdulillah por darnos la oportunidad de amar al mejor de la creación, al sello de los profetas, a Muhammad, hijo de Abdullah, hijo de Abdul Muttalib, hijo de Hashim, de la tribu de Quraish, descendiente de Ismail, hijo de Ibrahim.
Alhamdulillah por permitirnos que el amor hacia Su Mensajero sea suficiente para nosotros a la hora de estar en su compañía en la Próxima Vida.
Dice Allah: “En verdad que os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; es penoso para él que sufráis algún mal, está empeñado en vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo”. Este es el Mensajero de Allah, salla allahu alaihi wa sallam, este es el Profeta Muhammad. Un hombre al que le dolía que sus compañeros, y por tanto toda su Ummah, sufriera algún tipo de mal, le dolía nuestra tristeza y se alegraba con nuestra alegría; un hombre que estaba empeñado en nosotros, en guiarnos por el camino recto; se esforzaba en transmitirnos y enseñarnos lo mejor para nosotros, tanto para esta vida como para la Próxima. Era un ser humano, que con los creyentes, era benévolo y compasivo. Era un hombre cuyo propósito era guiar a su comunidad hacia el Jardín, esto es lo que quiere el Mensajero de Allah para nosotros, por eso, salla allahu alaihi wa sallam, intercederá por toda su Ummah, para que todos entremos en el Jardín, pues nada será más amado para él que reunirse en el Jardín, con sus hermanos; y ¿quiénes son sus hermanos, quiénes son aquellos que con los que el Mensajero de Allah quiere reunirse, y que él mismo denomina sus hermanos?
Dijo Anas Ibn Malik: “Dijo el Mensajero de Allah, salla allahu alaihi wa sallam: ‘Me gustaría encontrarme con mis hermanos’. Dijeron los sahaba: “¿Acaso no somos nosotros tus hermanos, oh Mensajero de Allah?”. Dijo: “No, vosotros sois mis compañeros, mis hermanos son aquellos que creen en mi sin haberme visto”.
¿Y quiénes son los que creen en él sin haberle visto? Somos nosotros, nosotros somos tus hermanos oh Mensajero de Allah, nosotros creemos en ti sin haberte visto, nosotros seguimos tu sunna sin haber convivido contigo, nosotros te amamos sin haber contemplado tu rostro, nosotros somos tus hermanos oh Mensajero de Allah. Somos sus hermanos, y ¿acaso puede existir algo mejor en esta vida, que el mejor de la creación nos describa como sus hermanos?
Ciertamente el Mensajero de Allah, salla allahu alaihi wa sallam, encarna el ser humano más perfecto que ha habido y habrá en la historia de la humanidad. No hay nadie como él, por eso el Sheij Al Busairi dice: “Lo máximo que se puede saber sobre él, en lo que respecta al conocimiento, es que es un ser humano y que es el mejor de toda la creación de Allah”.
Este es el Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, el más noble entre los nobles, el más generoso entre los generosos, el más indulgente entre los indulgentes, el más valiente entre los valiente, el más justo de entre los justos, el compasivo con los pequeños y respetuoso con los ancianos, el que dedicaba su tiempo y atención al cercano y al lejano, al pobre y al rico, al esclavo y al libre, al hombre y a la mujer; el de mejor carácter, el de mejor comportamiento, el que no enfadaba a no ser que se transgredieran los límites de Allah, el que poseía un temperamento apacible y unas maneras exquisitas, el que ayudaba a su familia y en su hogar, el que su mujer ‘Aisha describía diciendo: “Su carácter era el Corán”.
Él, salla allahu alaihi wa sallam, fue enviado para todos los mundos; y Allah no lo envió en vano, no lo envió para nada, no lo envió sin misión, sino que lo envió como una misericordia: “Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los mundos”. Y esa misericordia para la que fue enviado es la que ha transmitido y enseñado a su Ummah, a la Ummah del Islam. Y lo hizo mediante su propio ejemplo, él era el primero en tener misericordia consigo mismo, por eso, siempre que tenía la opción de escoger sobre algún asunto, escogía el más fácil, el más ligero para él y para su Ummah, pues él es benévolo y compasivo con los creyentes.
Siervos de Allah, ¿acaso puede haber mejor ejemplo sobre la tierra al que imitar? ¿Acaso puede haber sobre la tierra alguien más digno de ser amado? ¿Acaso no debemos alegrarnos y festejar la llegada a la humanidad de este hombre, de Muhammad Ibn Abdullah Ibn Abdul Muttalib, el que nos sacó de las oscuridades de las tinieblas de la injusticia y la opresión, para llevarlos a luz, la justicia y la equidad del Islam? Quien se atreva a negar el derecho de alegrarnos y de sentirnos orgullosos de este hombre… que sepa que lo hace porque no ha comprendido con su intelecto quién era este hombre y que sepa que lo hace porque no ha entrado en su corazón el amor y el Imán en Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam.
Él fue enviado como un advertidor y como un transmisor de buenas noticias para nosotros, él ha sido quien, con el permiso de Allah, nos ha sacado de las tinieblas y la oscuridad del kufr, para llevarnos hacia la luz del Imân. ¿Acaso el que ha hecho esto por nosotros, el que nos ha salvado de la mediocridad y la oscuridad, no merece ser amado?
‘Abdullah Ibn Hisham, que Allah esté complacido con él, dijo: “Estábamos con el Profeta, al que Allah dé Su gracia y paz, y tenía a ‘Umar Ibn al-Jattab de la mano, y ‘Umar le dijo: “¡Mensajero de Allah!, tú eres más amado para mí que todo, excepto yo mismo”. Y el Profeta le dijo: “No, ¡por Aquel en Cuya mano está mi alma!, hasta que yo no sea más amado para ti que tú mismo”. Y le dijo ‘Umar: “Ahora, ¡por Allah!, que tú eres más amado para mí que yo mismo”. Y el Profeta dijo: “Ahora (sí) ‘Umar””.
¿Qué es el amor hacia el Mensajero?, ¿qué significa amar a Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam?, ¿por qué se requiere de nosotros este amor por él?, ¿por qué tanta importancia e insistencia en amar al Mensajero de Allah?
El amor por el Mensajero de Allah es seguirlo e imitarlo. El amor por el Mensajero es la determinación de ayudarlo, la defensa de su Sunna, el someterse a ella y el temor a oponerse a ella. El amor es el recuerdo continuo del amado; el amor es preferir al amado; el amor es el anhelo por el amado; el amor es la coincidencia del corazón con lo que quiere el amado, amando lo que ama y detestando lo que detesta.
Amar algo, o amar a alguien, significa que tienes una inclinación y preferencia hacia él. Significa que estás de acuerdo con él, con cómo es y con lo que tiene. Este es el verdadero amor, y si esto no es así, entonces el amor no es sincero y es únicamente pretensión.
El lugar del amor es el corazón. El significado de amar al Mensajero, es preferirlo sobre todo, sobre todos los demás; es que cuando lo recuerdes, anheles estar con él, que tu corazón sienta cercanía hacia él, que en tu mente esté presente en su recuerdo; es la expresión en su más alta medida del amor que siente el marido por su esposa, del amor que siente una madre por su hijo.
El amor es como el Imán, en el sentido de que crece y mengua. El amor por una persona cercana a ti es en ocasiones más fuerte que en otras. ¿Cómo se consigue que el amor por esa persona aumente? Lo consigues buscando la cercanía con ella, teniendo buena opinión de ella, recordando lo buena que ha sido contigo, teniendo presente los buenos momentos que habéis vivido juntos.
Pues bien, el amor por el Mensajero,sallallahu alaihi wa sallam, también crece y mengua. La forma de conseguir que aumente es imitándolo, poniendo en práctica su sunna, acatando sus órdenes, evitando sus prohibiciones, adoptando su corrección tanto en lo fácil como en lo difícil, en lo dulce y en lo amargo, en lo agradable y lo desagradable.
Aumenta estudiando su vida, conociendo las situaciones por las que pasó, las dificultades que tuvo, los pasos que fue dando, firmes, pacientes y perseverantes en el establecimiento del Islam.
Aumenta conociendo y estudiando sus cualidades, su comportamiento, su carácter, su forma de ser, su trato con los cercanos y con los lejanos; conociendo e imitando su generosidad, su amabilidad, su bondad, su buen trato, su excelencia, su indulgencia, su benevolencia, su buena opinión, su firmeza, su determinación, su paciencia, su perseverancia.
Aumenta conociendo y estudiando las diferentes formas en las que Allah lo ennobleció, en las que Allah lo honró, los derechos que le son debidos por nosotros, los milagros y prodigios que le concedió, comenzando en una noche como esta, en la noche de su nacimiento.
Aumenta mencionándolo continuamente, recordándolo constantemente, teniéndolo siempre presente, buscando la compañía de la gente que lo menciona, que habla de él, que lo imita, que lo pone como ejemplo, que te transporta a aquella época al hablarte de él y de sus nobles Compañeros.
El amor por el Mensajero, el amor por el mejor de la creación, nuestro amor por Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam, debe llevarnos a recordarlo abundantemente, ya que quien ama algo lo recuerda constantemente. Debemos tener el anhelo y el deseo de encontrarnos con él, puesto que todo amante desea encontrarse con su amado. Debemos hacer salat por él, pedir bendiciones por él en abundancia, tanto en público como en privado, en soledad o en compañía.
Y narró en una ocasión Anas Ibn Malik, que Allah esté complacido con él, que un hombre le preguntó al Profeta acerca de la Hora y dijo: “¿Cuándo será la Hora?” Y él le preguntó a su vez: “¿Y tú qué has preparado para ella?” Contestó: “Nada excepto que amo a Allah y a Su Mensajero”. Y dijo, salla allahu alaihi wa sallam: “Tú estarás con quien hayas amado”. Dijo Anas: “Y nada nos alegró tanto como las palabras del Profeta, al que Allah dé Su gracia y paz: “Tú estarás con quien hayas amado” Dijo Anas: “Y yo amo al Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, y amo a Abu Bakr y a ‘Umar, y espero estar con ellos gracias a mi amor por ellos, aunque no haya hecho nada parecido a lo que ellos hicieron”.
Dijo Sahl Ibn Abdullah: “El signo del amor por Allah es el amor por el Corán; el signo del amor por Allah y el amor por el Corán es el amor por el Profeta, sallallahu alaihi wa sallam; el signo del amor por el Profeta es el amor por la Sunna; el signo del amor por la Sunna es el amor por la Otra Vida; el signo del amor por la Otra Vida es el odio hacia este mundo; el signo del odio a este mundo es no acumular de él sino el sustento y aquello que te haga llegar a la Próxima Vida”.
Tened temor de Allah, aferraos al amor hacia Su Mensajero, sallallahu alaihi wa sallam, pues ese amor, si es sincero, si es real, nos llevará a encontrarnos, a reunirnos con él en el lugar más elevado del Jardín, nuestro amor por él es una de las mejores bendiciones posible que podemos alcanzar en esta vida, nuestro amor hacia él, que se traduce en seguir su sunna y su comportamiento, es lo que nos hará ser de los triunfadores en esta vida y en la próxima.
¡Oh Allah!, te pedimos que nos hagas amar al Mensajero de Allah por encima de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestras riquezas y de nuestras propias almas.
Te pedimos, ¡oh Allah!, que bendigas a Tu noble Profeta, que le colmes de paz y bendiciones, que lo recompenses por todo lo que se esforzó, por todo lo que luchó, por todo lo que dio para extender Tu mensaje y Tu palabra.
Te pedimos, oh Allah!, que nos hagas amar y bendigas a sus nobles Compañeros, los que le protegieron, ampararon, apoyaron y lucharon a su lado para permitirle cumplir su misión.
Te pedimos, ¡oh Allah!, que bendigas a todos aquellos que desde los días del Profeta, sallallalu alaihi wa sallam, hasta hoy se han esforzado para hacernos llegar el Din del Islam. ¡Oh Allah!, bendice a nuestros shuyuj y a nuestros maestros. ¡Oh Allah!, bendice a nuestros emires y a nuestros imames, bendice y protege, ¡oh Allah!, a los fuertes y a los débiles de entre nosotros, a los ricos y a los pobres, bendice a los que están entre nosotros ahora mismo y a los que no lo están.
¡Oh Allah!, bendice a los musulmanes de esta ciudad, elimina la mala opinión entre nosotros, haznos comprender que somos tus siervos y que somos hermanos, pon amor entre nosotros en nuestros corazones y danos la mejor opinión de los unos para con los otros.
¡Oh Allah!, llena nuestro corazón de amor por Tu Profeta, colma nuestro corazón de amor por Tu Mensajero, inunda nuestro interior de amor por el Mejor de la Creación.
Discurso de Hajj Abul Qasim en la noche del Mawlid del miércoles 23 de Diciembre.
Escrito por Shaykh Ahmed Bermejo, de la Mezquita Mayor de Granada.