Cuando Fernando III conquista la ciudad de Sevilla, los habitantes de la ciudad de religión musulmana son agrupados en un barrio marcado por las actuales plazas de San Leandro, San Marcos o San Pedro. En este antiguo barrio de la morería, cerquita está la plaza de Ponce de León y en esta plaza, trasiego hoy de autobuses yendo y viniendo con nuevos viajeros, entre una sevillana casa y un antiguo convento de la Orden Tercera se encuentra un local bajo, de discreta fachada donde puede leerse: “Fundación Mezquita de Sevilla” .
La pared ya luce limpia, unas semanas atrás había sufrido las pintadas xenófobas de quienes según nuestro protragonista “no entienden que esto es un lugar de convivencia con la ciudad”.
“No tengo un rechazo al pasado, al contrario, sentí una evolución, no tuve ruptura con lo que fuí”
Jalid Nieto, nos recibe con la singular “Adab”, la palabra que el Islam usa para el sentido de la acogida y la hospitalidad, que no es más que la buena educación y la cortesía.
Jalid (cuyo signficado es, lo eterno, lo que permanece) revela en su primer apellido “Nieto”, que hablamos de un singular musulman. Sevillano, nacido y criado en el Cortijo de Cuarto, en la loma de Bellavista, donde San Fernando se encomienda a la Virgen de Valme para su entrada en la ciudad musulmana, Jalid se hacía llamar, antes de su conversión, Joaquin.
Fue educado en el catolicismo, cumplió con sus sacramentos y tuvo un papel activo en la acción social de la Iglesia, desde acción católica y su parroquia de Bellavista, practicamente apadrinado por Don Pedro Ybarra, rector que fuese del seminario de Sevilla.
Había recibido el carisma salesiano que hace útil al hombre para la sociedad, o la espirualidad ecuménica de Taize pero, “La acción religiosa se vacía si no hay acción interior”, reflexiona.
Un libro del profesor José Acosta sobre el andalucismo histórico le revela la linealidad de la historia, imposible de compartimentar, y la herencia que mantiene dicha historia en Sevilla en todos sus habitantes de hoy.
Conoce el Islam suavemente, sin choque, durante años. Lo descubre “como una visión civilizadora que me enseñó a observar al hombre, y no me hizo romper con el amor que había sentido por Jesús o María”
Jalid en Sevilla, se convierte en la antigua sede de su comunidad, establecida por primera vez en los años 80 en la calle, que casualidad, “meson del moro” donde se pueden visitar unos conocidos baños árabes en un famoso restaurante.
“Nosotros amamos la ciudad, la ciudad no nos ha tratado igual”
Recuerda Jalid los episodios de relación con la ciudad en la que este les ha sido esquivos, como el episodio de su proyecto de mezquita en los Bermejales que consiguió la licencia urbanística, licitación e incluso se pagó y fue tumbada y retirada posteriormente con quejas y reivindicaciones vecinales y que incluso un tribunal de Andalucía confirmó posteriormente su ilegalidad. Con el episodio singular del cerdo muerto que fue enterrado en dichos terrenos para desnhorar el suelo según sus creencias. “Nos trataron mal, los periodistas, los políticos, los vecinos, nos trataron de terroristas, fueron violentos en sus proclamas”.
“Eramos una familia en los 80, pero en el 92 a raiz de la apertura de la ciudad y del aumento de la inmigración notamos un gran aumento de actividad, nos buscaban para vivir su fe” exclama Nieto ante la pregunta de la evolución de su comunidad.
Su relación cambió a raiz de aquel episodio de Bermejales, y buscaron más su relación con lo privado que con lo público. Encontraron su sitio en la plaza Ponce de León donde mantienen buena relación con sus vecinos, “somos pared con pared con la Hermandad de la Cena y nunca hemos tenido problemas, el párroco de Santa Catalina fue de los primeros en llamarme tras las pintadas”. Dicho local es propiedad de Frederick Kanouté, futbolista del Sevilla estelar que hizo gala de profesar la religión islámica y que les cedió el espacio para su mezquita, a cambio la comunidad se afana en reunir hasta 20.000 Euros anuales para la fundación que el espigado jugador malí tiene en su pais de educación y cuidado de niños.
La mezquita les sirve, dice, de reunión para orar, de convivencia familiar, de actividades con los más pequeños, de formación en la “Din” (el compendio de sentido, significado y creencias islámicas). Colaboran con la Universidad de Sevilla, en proyectos de tesis, doctorados, proyectos de fin de grado, o ayudan al consulado de marruecos en acoger y orientar a los llegados de dicho pais. “En el Ramadán llegamos a repartir 80 comidas diarias, 2500 al mes, a gente que no tiene para comer, hacemos labor social”
“En la Mezquita hemos puesto fin a discursos que pudieran acercarse al extremismo, pero no de ahora, desde hace 30 años”
Jalid se muestra tranquilo ante la obligada pregunta del terrorismo y como les afecta en su relación entre ellos y en su relación con la ciudad. “Organizamos visitas guiadas por la ciudad, los jóvenes recorren la historia de Sevilla para que amen Sevilla, educamos en el amor al pais, al paisaje y al paisano”
Dicen sentirse una parte de la ciudad, “no somos culturalmente árabes, somos europeos, aceptamos a la ciudad y nos incorporamos a ella” .
El terrorismo, afirma Nieto, que fuese presidente de la comunidad islámica de España, “nos afecta doblemente, nos pone en el punto de mira”. “Los cuerpos de seguridad tienen nuestra ayuda, llevamos 25 años colaborando con ellos, presentándoles a cada imán, reuniéndonos 1 o 2 veces al año para informar, podriamos negarnos pero en nuestro espíritu está el de la colaboración”.
Jalid se muestra tajante cuando trata este tema y hastiado de que la pregunta siempre llegue tras atentados terroristas. “Nuestros discursos en la oración están subidos a la red en nuestra web, en castellano grabados en directo, cualquiera los puede oir y descargar”. “Los terroristas, creen que la ciudad es suya, que tienen ciertos derechos de conquista, nosotros no planteamos resistencia a la tradición, le damos lo mejor de nosotros a la ciudad”.
Sus generaciones y descendientes serán sevillanos, son una generación que se ha quedado, trabajado, vivido y dado a la ciudad. “Nuestros hijos irán a estos colegios, a estas universidades, darán a la ciudad, médicos, deportistas, abogados…no dejamos de ser gente que ama la ciudad”.
Jalid, no nos despide sin dejar constancia de su colaboración con Indonesia o Malasia, donde emiten, a traves de productoras de dichos paises, una serie de documentales de la ciudad invitando a su visita para sufragar su proyecto de centro cultural islámico, o la organización de las jornadas islámicas en Almonaster la Real donde son copartícipes como lo son en las organizadas en Portugal, en la localidad de Mértola.
El terrorismo permite a través del miedo alejar posturas, radicalizar acciones y caer en generalidades vacías de argumentos.
Jalid Nieto, su portavoz, me despide con una foto descalzado en el espacio enmoquetado de la Mezquita, un fiel en un micrófono aclara la voz iniciando los cantos de oración.
“La mejor prevención, – nos dice por último, – es trabajar en elevar a la persona”