´Islam, el secreto abierto de Europa´, Ahmad Gross

¡Autoridades de Almonaster, señoras y señores! 

Quiero dar las gracias a su señoría el alcalde de Almonaster, don Jacinto Vázquez, a la concejala de cultura, doña Elisabet Moya González, y a todos los almonasterenses, así como a la Fundación Mezquita de Sevilla y a su presidente Ibrahim Hernández, por ofrecerme esta mesa en este lugar emblemático, en las Jornadas de Cultura Islámica de Almonaster la Real. Este pueblo y este país han sobrevivido tiempos y épocas de vicisitudes más graves que la presente, la que nos toca. ¡Le pido a Dios, a Allah, que, por Su Misericordia, nos haga pasar la prueba en nuestros días con éxito y salud! Amin.  

No había venido nunca antes a Almonaster. Parte de mi preparación para esta conferencia ha sido leer y ver algunos videos en internet sobre este pueblo. Me impresionan los videos sobre las costumbres de las Cruces de Mayo, con los trajes preciosos y los fandangos. Particularmente logrado me parece el programa “El paisano” de Pablo Chiapella del 2018. ¡Qué poder tiene el humor y la gracia para elevarnos de cualquier situación de la vida, si está inspirada por el cariño! Después de verlo sentí pena de que mi charla de hoy no contenga algo de humor, para contrarrestar los temas serios que toca. Desesperadamente pedí a mis amigos aquí, que me diesen un chiste, algo gracioso, por lo menos alguna anécdota del gracioso Nasreddin de Anatolia. ¿Pero vestirse con plumas ajenas? ¿Tendré que confirmar una vez más que a los musulmanes no se les conoce por su humor? ¡Soy musulmán y encima alemán! Aunque es indudable que los alemanes se ríen de vez en cuando –de hecho, en los últimos veinte años se habían vuelto irónicos de forma insoportable, pero la pandemia acabó con ello– la verdad es que cada pueblo tiene su forma de ser. Está todo en el idioma. A medida que aprendemos una lengua nueva, asumimos la personalidad y el carácter de su pueblo. Total: el gracioso padre de Don Quijote y de Sancho Panza no es alemán. Y, la verdad, ¿quién quiere un coche gracioso?

Soy traductor del inglés y español, de padres alemanes, ambos cristianos protestantes, y desciendo de ocho generaciones de campesinos y labradores, documentadas en el registro parroquial de nuestro pueblo. A pesar de esa tradición familiar he descubierto lo más inesperado: el Islam. Fue hace 30 años, después de años de búsqueda sobre el sentido de esta vida. Cuando tenía 25 años, Dios me abrió el corazón a Su Corán y Su Profeta Muhammad, la paz y la bendición de Allah sean con él. Este suceso solo ha sido posible por la suerte de haber conocido a Shaykh Abdalqadir as-Sufi (1930-2021), que Allah esté complacido con él. Siendo escocés, él me mostró con su nobleza que el sosiego del Islam es para todos los que lo desean. De su mano pronuncié tres veces la Shahada: “No hay más dios que Allah. Y Muhammad es Su mensajero”. Un año después me casé con una española que también había descubierto el Islam independientemente de mí. Tenemos una hija y vivimos desde 2011 en otro lugar de una gran historia: Granada.

¡Esta mezquita e iglesia de Almonaster es un conjunto arquitectónico valioso y además está rodeado por una naturaleza hermosísima! Solo de ver las fotos en internet desde los cerros de los alrededores, Almonaster parece ser un nido, construido dentro de un enorme ramaje. Nada más ver las fotos y videos sobre su pueblo, enseguida quise verlo con mis propios ojos cuanto antes. Fue amor a primera vista. Este pueblo con su mezquita es un monumento, una huella humana en la amplitud de la naturaleza, una huella que llamamos “la historia”. 

Viendo estas columnas y capiteles, las más antiguas son romanas de los siglos I y II, o sea contemporáneas de PlutarcoTácitoTrajano y Adriano, la brisa del tiempo nos sopla en la cara: dos mil años de labor y arte humana nos miran. Detengámonos un momento: ¿Qué sucesos habrán ocurrido en este pueblo, en su iglesia visigoda, en esta mezquita y luego iglesia durante los 1200 años de su existencia, que se dice pronto? Si los muros hablaran … Según mis lecturas, en Almonaster se han encontrado los primeros restos de un asentamiento humano que se remontan a la Edad de Bronce (es la época desde el 3300 hasta el 1200 a. C.). Es sobrecogedor pensar que desde hace unos cuatro o cinco mil años hay personas viviendo en este valle, una generación tras otra. ¿Quién ha escrito, quién ha cantado su historia?

¡Cuántas bodas, cuántos partos, cuántas casas se construyeron y se desmoronaron aquí! ¡Cuántas arengas y lágrimas! ¡Cuántas primaveras y amores, cuántos “te quiero, mi amor” y cuántos “ojalá que no haya muchas piedras cuando cavemos esa tumba”! Y mientras, las hojas de los árboles siguen en verde… ¿Quién las hace crecer tras los destrozos más salvajes? 

“Raudas pasan las primaveras, y los años,arrastrando consigo remolinos, combates;
y sobre nuestras frentes el Tiempo es tumultuoso,
pero todo esto lo ignoran los bienaventurados
y no es así como viven los amantes.” [1]

Así canta el poeta más lírico de la lengua alemana, Friedrich Hölderlin (1770-1843).  

Es una traducción libre. Lo que quiere decir es que para los que aman el tiempo no pasa. 

¡Ay, el tiempo y su paso imparable! Baltasar Gracián (1601-1658) dice:

“Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo. Incluso aquel que nada tiene, lo posee”.  

Los musulmanes dicen: ¡No maldigas el tiempo, porque es Dios!

Como pocos países en Europa, España está repleta de lugares históricos, empezando con las cuevas de la Prehistoria, el principio de las culturas de la Europa Occidental, lo que llaman el Paleolítico superior, la época desde 18.000 hasta 8.000 años a. C.

Cuando llegué por primera vez a España en 1989 (tenía 25 años) y me di cuenta de la enorme riqueza histórica y cultural de este país, me sentí como un niño que hasta entonces solo conocía “el lavadero” de su casa, [2] y de pronto se encuentra con el mar… Leyendo sobre la rica historia de Andalucía y de España, viendo sus monumentos, su “paisaje profético” (como lo llamó el poeta Rilke), me entró vergüenza, cuando vi a los alemanes, los hermanos del siempre inquieto, siempre inquietante Fausto, tan ocupados mirándose el ombligo. “Humano, demasiado humano”…

Como nací en 1964, en la escuela me inculcaron que la historia realmente importante para los alemanes es: evitar otra locura fascista con su secuela de guerra mundial y genocidio. Para generaciones de alemanes, la historia se reduce en esencia a evitar repetir este trauma, la ruptura de civilizaciones del nazismo y el holocausto. Confirmando lo que el escritor Schiller (1759-1805) decía doscientos años antes, en su drama Wallenstein (1799):

«Esa es la maldición de la mala acción, que siempre debe engendrar el mal.» [3]

Hoy en día, no hay muchos alemanes (sobrios) en el extranjero que se saluden con ingenuidad, con alegría, como lo hacen por ejemplo los españoles fuera de su país: hasta en parajes perdidos y despoblados como hay en Escocia, los españoles se encuentran milagrosamente y enseguida montan su tertulia (¡lo he visto!). En cambio, los alemanes en el extranjero normalmente prefieren ir de puntillas, cargados por su historia reciente. 

No son el único país con lecciones amargas en su historia. Dada la condición humana falible, oscilando entre hazaña y crimen, la historia de muchos países suele ser de luces y sombras.

Después de Velázquez (1599-1660) no hubo muchos cuadros bélicos como “La rendición de Breda” (1634/35)«Les Grandes Misères de la guerre» (1633) de Callot (1592-1635)“Los desastres de la guerra” (1810-1815) de Goya (1746-1828)“El bombardeo de Guernica” (1937) de Picasso (1881-1973) son testimonios del lado oscuro del ser humano. Pero hasta un guerrero tan curtido como Ernst Jünger (1895-1998) se dio cuenta de que hay una fuerza capaz de superar la bestialidad humana –el arte– cuando anota: ¿No es curioso que en la ópera hasta los prisioneros cantan? 

En realidad, si vamos hacia atrás, al principio de la historia humana, todo se remonta a lo que les pasó a los dos hijos de Adán y Eva, Caín y Abel. La Biblia y el Corán lo narran cada uno a su manera. Por envidia a tener un jardín más bonito que el de su hermano, Caín mató a Abel. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se sintió tan horrorizado que no supo cómo enterrarle. Dios tuvo que mandarle un cuervo para mostrarle cómo se entierra a un cadáver. Algunos dirían “leyendas del pasado” – pero, ¡cuántas veces el hombre moderno llegó a asesinar y después no pudo enterrar a sus víctimas porque eran tantas! [4]

Para las personas con empatía, estudiar la historia puede darles una visión pesimista del ser humano. ¿No sería mejor dejar de estudiar la historia? Ser humano es recordar, reflexionar. Es lo que nos distingue de los animales. Recordar lo que pasó en la historia, la personal y la de nuestros pueblos. Friedrich Nietzsche (1844-1900) distingue tres maneras de ver la historia [5]:

La historia contada como una película de acción. La historia de los museos. Y la historia crítica, que sirve a la vida.

1. La historia monumental prefiere recordar las hazañas para animarnos a repetirlas. Está cerca de la ficción y de la mitología. Los adeptos de esa historia corren el riesgo de desear ciegamente los efectos animadores, fijándose en el pasado heroico para conquistar su espacio en el presente. Hasta un espíritu tan humano y grande como el de Goethe (1749-1832), afirmaba: «Lo mejor que tenemos de la historia es el entusiasmo que despierta». [6]

Pero, ¿cuántas veces en la historia se escuchó la frase envenenada: “para bien o para mal, es mi país”, «al enemigo ni agua»? A Don Quijote no se le hubiera ocurrido hablar así. “Todo vaso gotea de lo que contiene dentro” decía el jurista Al-Maydani [7]. El refrán español dice: «La mala crianza o buena, en quien la usa se queda». Normalmente, la consigna ciega del “para bien o para mal, es mi país” nos sale por la culata. Así le pasó por ejemplo a Adolf Eichmann (1906-1962), uno de los mayores organizadores del holocausto nazi. Entonces, esta consigna suele ser sustituida por la excusa: “yo solo he cumplido órdenes”. Esta es la respuesta de una persona pillada con sangre en sus manos. Pero, por muchas excusas que ponga: ¿qué le pasa durante la noche, en el sueño, cuando vuelven sus víctimas? La buena noticia en todo esto es que hayjusticia. En esta vida, porque tenemos que mirarnos en el espejo. Y en la próxima vida, la vida eterna, también.

2. La historia de las antigüedades, que viene de una excesiva fijación por el pasado. Cuando se escribe, la historia de un país ha llegado a su fin, se petrifica. Querer conservar y venerar es humano. Pero, ¿no es verdad que cuando se escribe una historia sobre alguien o algo, ese alguien o algo ya ha muerto? ¿No son muchas de las historias nada más que flores y una lápida sobre una tumba? Para que un país siga vivo, debe mirar hacia atrás, pero al mismo tiempo, querer su futuro. Aquí entra, según Nietzsche, la tercera manera de ver la historia:

3. La historia crítica que corrige los excesos de las dos primeras. Elimina, olvida los recuerdos dañinos (como una digestión natural) y se protege de la creencia de los conquistadores que creen que “el fin justifica los medios”. La historia crítica busca un equilibrio: por una parte, los perpetradores de los crímenes deberían recordarlos para no repetirlos. Por otra, la víctima de un crimen debe intentar olvidarlo, por lo menos encontrar un significado en ello, para poder empezar a “digerirlo”, y así quizás poder pasar página y liberarse de esa sombra terrible. Lo que es verdad para una persona, también es verdad para un pueblo. 

Recuerdo que en la primera década del siglo XXI conocí a una joven musulmana de Bosnia en Berlín, donde vivió después de haber sufrido abusos en los campos de los serbios en las guerras yugoslavas de los años 1990. En vano intentaba vivir con sus recuerdos. Cuando mencionó este hecho de su vida con palabras tan escuetas como desesperadas, me pregunté: ¿Qué le digo? ¿Qué le digo? 

Como cada medalla tiene dos caras, también estoy seguro que en la misma Berlín de los años 2000 vivían testigos serbios que podrían haberme contado de los despiadados bombardeos que la OTAN desató durante 78 días sobre su país, que dejaron muertos y heridas que se sienten hasta hoy. Y con esto no pretendo tener una posición equidistante, como si viviera encima de ambas partes. 

Solo quiero recordar que dividir el mundo entre blanco y negro, en “buenos y malos” –los malos siempre son “los demás”, “los otros”– tiene la peligrosa ventaja de situarte a ti en el sillón cómodo de “los buenos”. Pero, en los momentos sinceros nos damos cuenta de que Ibn Jaldún (1332-1406) tiene razón cuando dice (conforme al sentido): La cosa más buena también tiene algo de malo. Y la cosa mala tiene algo de bueno. Conclusión: La perfección pertenece únicamente a Dios. 

En la Alemania de la época de mi querido abuelo, que en paz descanse, ni los católicos ni los protestantes pudieron parar la detención y desaparición de sus vecinos: judíos, comunistas y todos los no-sumisos al régimen del “superhombre”. Los “superhombres” nazis llamaron a sus compatriotas –incluso a los judíos que ofrecieron su vida en la Primera Guerra Mundial para su querida Alemania– “subhombres” o “subhumanos” y veían como desaparecían del vecindario. Dejaban atrás pisos, casas, cosas … Una vez más la historia de “Caín y Abel”. Esta vez llevada al nivel de un pueblo entero. La antigua rivalidad despiadada entre cristianos y judíos llegó al siglo veinte con todo el genio y esmero del imperio que quiso durar mil años y duró doce. 

Cuando un musulmán habla de la rivalidad entre cristianos y judíos, es normal que le pregunten por la suya con los demás. Aquí entramos en la zona del dolor y de la vergüenza. No todo líder musulmán fue un Saladino. Y no todo cristiano, el Cid. ¿Para qué entrar en competiciones entre las religiones? ¿No es verdad que cada uno cosecha lo que siembra? Como el pueblo de Almonaster fue parte de Al-Ándalus durante 500 años, hasta el 1230 d. C., conviene recordar aquí, que cada persona tiene su opinión y cada “objetividad científica”, al final, solo ofrece su propia visión del mundo. Hay tantas historias como historiadores. La verdad de cada asunto existe, pero solo Dios la conoce. 

En la vida como en nuestras convicciones el “cómo”, cómo defendemos lo nuestro, suele revelar más sobre nosotros, que el “qué”, la creencia que profesamos. ¿Cuántas veces las convicciones públicas son carencias privadas? Dime de qué presumes… ¡Cuántas veces lo opuesto a la historia oficial ha resultado ser la verdad! 

Aunque el primer pogromo (persecución y matanza) que sufrieron los judíos en España ocurrió en el 1066 d.C. en la Granada musulmana, a lo largo de la historia de Al-Ándalus es verdad lo que dice el historiador italiano Franco Cardini (1940) [8] en su libro “Nosotros y el Islam: historia de un malentendido” sobre la expansión inicial del Islam en el mundo: 

“Desde las campañas de los califas, los sucesores inmediatos del Profeta, es decir, desde los años 30 del siglo séptimo d.C., la difusión del Islam nunca ha tenido el carácter de una conquista militar desencadenada e imparable (ni de una migración de pueblos). Más bien fue un proceso de conquista, no siempre coherente y continuo, y, en esencia una conversión, nunca forzada e impuesta desde el exterior, de los miembros de sociedades agotadas o en crisis.» [9]

Yo no fui testigo de lo que ocurrió en Al-Andalus. Pero lo que Cardini describe de la expansión inicial del Islam en el mundo, explica lo que me pasó a mi: La mía también fue “una conversión, nunca forzada e impuesta desde el exterior, de [un] miembro de [una] sociedad agotada o en crisis”. Parte de mi “crisis” fue, lo que me decían casi todos en mi niñez y juventud: que el valor más alto a lo que uno puede aspirar es “don dinero”. He tenido que buscar durante años hasta encontrar una forma de vida alternativa que no gire alrededor del vil becerro de oro, en un mundo donde todo tiene un precio y nada tiene valor. 

A través de la civilización de Al-Ándalus y luego a través de las Cruzadas llegó la civilización y el conocimiento filosófico y científico de la antigua Grecia y del Islam a Occidente. Durante siglos este hecho de la historia quedó ocultado, ignorado y olvidado. En los últimos cien años, con el fracaso de su colonización, Occidente se dio cuenta de esa verdad. El secreto se vislumbró como un “secreto abierto”, el “secreto a voces”.

¿Por qué “secreto”? ¿No conoce el mundo de sobra el Islam? ¿Y por qué “secreto abierto”? Hablar así es una contradicción: o algo es secreto, oculto o es abierto, visible para todo el mundo, ¿verdad? He tomado esta expresión del “secreto abierto”, el “secreto a voces” de Goethe. En sus “Máximas y reflexiones” dice:

“Cuando la naturaleza empieza a revelar su secreto abierto, uno siente un anhelo irresistible por su intérprete más digno: el arte” [10].

Y cuando dice “secreto abierto” se refiere a las maravillas de la naturaleza que parecen escondidas, pero a veces se nos muestran: cuando vemos la estructura de un copo de nieve en la ventana, cuando vemos el nacimiento de un niño o la noche de estrellas en Almonaster, como la vi anoche. 

Me atrevo a sustituir una sola palabra de esta frase, la última:

“Cuando la naturaleza empieza a revelar su secreto abierto, uno siente un anhelo irresistible por su intérprete más digno: la oración.” 

Cuando vemos la belleza, la sublimidad, el milagro que es una hoja de un árbol, un animal o la mirada de una persona –el espejo de su alma– nos quedamos maravillados. Cambiar “el arte” en esta frase por “la oración” es lícito, dado que muchos artistas ven su arte como vocación espiritual, como alabanza, incluso como su manera de rezar.  

Para los musulmanes el Islam significa “hacer la paz, con uno mismo y con el mundo” y “sumisión de la criatura ante su Creador Divino”. Esta paz y esta sumisión y sus opuestos, la ignorancia y rebelión contra Dios y Su naturaleza, existen desde Adán (la paz sea con él). Dios mandó muchos profetas a los pueblos para recordarles el camino seguro. Están mencionados en la Torá, en la Biblia y en el Corán. Todo esto no es ningún secreto. Es algo “abierto”, accesible para todos.

Lo que para los no-musulmanes sí parece ser un “secreto”, algo desconocido, tapado, es el hecho de que el Islam no es ninguna cultura, sino más bien purifica y ennoblece cualquier cultura. Ninguna nación o cultura puede reclamar el Islam para sí mismo, ni la árabe, ni la turca, ni la indonesia, ni la africana, ninguna. La religión no tiene nacionalidad.

Por supuesto no es lo mismo si escuchamos el Corán tal y como Dios lo reveló, en árabe o en sus muchas traducciones. Pero, el Profeta Muhammad fue enviado a todos los pueblos y todas las lenguas.

Cuando Dios mandó a Su último Profeta Muhammad, la paz y la bendición de Allah sean con él, purificó y elevó la cultura árabe. Después, el Corán y las prácticas de Muhammad purificaron la cultura de los íberos y visigodos de su feudalismo despiadado. Según algunos historiadores, esta es la explicación para el rápido crecimiento del dominio de los musulmanes en la Península Ibérica y en el mundo. [11] El mensaje liberador de los musulmanes llegó desde la cultura de los bereberes hasta los millones de chinos que descubrieron el Islam. Todo esto en solo 80 años, en una época sin coches, trenes ni aviones. Llegó a tantas culturas diferentes porque fue fiel al ejemplo de Muhammad, que decía: “He sido enviado para perfeccionar el buen carácter”. El “buen carácter” existe en cada cultura de la humanidad. Lo que consigue el Islam es ennoblecer las culturas, filtrar las pocas cosas nocivas al ser humano, para elevar lo que ya existe. Desde el momento en que me hice musulmán, cuando descubrí a Dios y a Su mensajero, empecé a entender a mis autores alemanes en profundidad. Ya no eran libros en las estanterías, sino sabidurías vividas. Es desde entonces que disfruto de lo mejor de la cultura que mis antepasados recibieron. 

En una época en la que el reino del dinero quiere someter cualquier cultura a cifras, que siempre deben crecer, es la religión de la naturaleza –Islam– la que nos protege del miedo loco, fruto de las maniobras del dinero. Ningún dinero del mundo puede comprar la dignidad y el sosiego.  

Cuando disfrutamos de este lugar, de la mezquita e iglesia de Almonaster, la vista panorámica, las columnas venerables, los matrimonios que han tenido lugar aquí, o cuando simplemente observamos el paso del tiempo y el vuelo de las golondrinas, entonces entendemos el significado de estas columnas y ladrillos. Dios ha protegido este edificio de las tormentas y vicisitudes durante 1200 años, para recordarnos el tiempo, o sea a Él. Esto ha sido así para las generaciones que vivieron desde la construcción de este edificio, es así para las presentes y será para las venideras, si Dios quiere. 

¡Muchas gracias! 

Ahmad Gross
Islam, el secreto abierto de Europa 
Mezquita de Almonaster la Real, Huelva
10 de octubre 2021


[1] “Tage kommen und gehn, ein Jahr verdränget das andre, 
Wechselnd und streitend; so tost furchtbar vorüber die Zeit 
Über sterblichem Haupt, doch nicht vor seligen Augen, 
Und den Liebenden ist anderes Leben gewährt.” 
(Elegía, entre 1800-1804)
Traducción: Federico Gorbea, Barcelona, 1977, 1995

[2] Entonces la Alemania Occidental estaba a punto de unirse con sus hermanos olvidados de la Alemania Oriental, cuando cayó el muro y con ella “el telón de acero” que había separado Occidente del bloque soviético entre 1945-1990. 

[3] Schiller: Wallenstein, 1799, Los Piccolomini, V,1 / Octavio Piccolomini

[4] «Por esto les decretamos a los hijos de Israel que quien matara a alguien, sin ser a cambio de otro o por haber corrompido en la tierra, sería como haber matado a la humanidad entera. Y quien lo salvara, sería como haber salvado a la humanidad entera. Y así fue como les llegaron Nuestros mensajeros con las pruebas claras y sin embargo, después, y a pesar de esto, muchos de ellos se excedieron en la tierra».  (Corán 5:32) Traducciones del significado del Noble Corán, de Abdel Ghani Melara

[5] Friedrich Nietzsche: Segunda consideración intempestiva: Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida (1874)

[6] Goethe: Los años de peregrinaje de Wilhelm Meister (1821, revisado en 1829), Reflexiones en el espíritu de los vagabundos

[7] en.wikipedia: “Abd al-Ghanī Al-Maydani (1807 Damasco-1881) jurista (faqīh) y teórico del derecho (uṣūlī) adherido a la escuela hanafí, así como tradicionalista (muḥaddith) y gramático (naḥwī)”.

[8] it.wikipedia: <Franco Cardini (1940) (…) El principal campo de estudio de Cardini es la historia de las Cruzadas, que aborda con estudios sobre escritos cristianos y árabe-islámicos. Cardini cree que las Cruzadas no fueron un choque de civilizaciones ni una guerra de religión, sino una «peregrinación armada» destinada a poner Tierra Santa bajo el control político de los distintos potentados cristianos. Todo ello sin que se perciba, por parte de ninguno de los dos bandos, la existencia de dos bandos claramente diferenciados en función de las divisiones religiosas: cristianos y musulmanes luchaban entre si pero también se aliaban según las conveniencias contingentes. (…)>

[9] Franco Cardini: Europa e Islam. Storia di un malinteso (edición italiana: 1999, edición española: 2002). Citado aquí por la edición alemana (2000), página 14

[10] Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832): Maximen und Reflexionen. Aphorismen und Aufzeichnungen. Nach den Handschriften des Goethe- und Schiller-Archivs hg. von Max Hecker, 1907. Aus: Kunst und Altertum. Vierter Band, Zweites Heft, 1823

[11] En YouTube: Bettany Hughes: When the Moors Ruled in Europe” (2005)