Coincidiendo con la Mousem anual a la Zawiya Al-Alawiya de Melilla, se organizan las segundas jornadas sobre sufismo en Melilla con el título genérico: «El camino sufí: recuperando el Islam», los días 20 y 21 de Julio en la sala de conferencias ubicada junto al Cerro de Palma Santa.
Las ponencias en lengua castellana serán impartidas en un solo día, en la tarde del jueves día 20 de julio a las 18:30 horas en el local social de la Comunidad Islámica Al-Ihsan cito en la calla Cte. Jiménez Benhamu, a escasos metros del conocido Garaje Escaño. En concreto en este centro Abderrahmán Borrás, doctor en Medicina Familiar y Comunitaria, ofrecerá la charla titulada: «Lugar del sufismo en el Islam».
Le seguirá Abdel Ghani Melara Navio, Imam en la Mezquita de Sevilla. Traductor al castellano del Sagrado Corán, con la Ponencia: «La realidad del sheij en el tasawwuf como califa del Mensajero de Allah». La tercera correrá a cargo de Ahmed Bermejo, Imam Jatib de la Mezquita Mayor de Granada, con: «El sufismo: la ciencia del comportamiento». La última la ofrecerá Sulayman De Diego, investigador universitario en temas de islamologia y estudios africanos. Doctor en Filosofía por la Universidad de Sevilla, titulada «Bajo la sombra del Profeta (s.a.s): Reflexiones sobre el sufismo en el mundo contemporáneo».
Objetivo de las jornadas
Abdelkader Mohamed Alí, uno de los organizadores de las jornadas «El camino sufí: recuperando el Islam», explica que el Tasawwuf o sufismo según Imam Malik, uno de los mayores sabios del Islam, jurista y fundador de una de las cuatro escuelas de jurisprudencia islámica (fiqh), el Imam Malik demostró no sólo la legitimidad del sufismo dentro del Islam, sino además su imprescindibilidad. Y así dijo:
«Aquel que practica tasawwuf sin aprender Shari ́ah corrompe su fe; mientras que quien aprender Shari ́ah sin practicar tasawwuf se corrompe él mismo. Sólo quien une los dos saberes, alcanza la Verdad».
Imam Malik
De ahí a que el sufismo sea el corazón del Islam, o lo que es lo mismo, Islam del corazón. Sin duda nada vive sin el órgano vital, por lo que el sufismo siendo el corazón del Islam, cuando éste corazón se resiente o amaga en su funcionamiento, todo el Islam se debilita desfalleciendo peligrosamente. Véase la actualidad que sacude a una parte considerable del mundo musulmán donde los ismos más abyectos hegemonizan la vida de los musulmanes. Entre las innumerables víctimas, principalmente humanas, social en su conjunto, cultural y sin duda espiritual, el Islam sufre la mayor mutilación de su historia.
Rescatar la belleza y la esencia vital del Islam, implica, necesariamente, que el corazón del islam, el sufismo, vuelva a bombear con el vigor que siempre ha caracterizado al Islam Tradicional de nuestros ancestros. Sobre tres ejes principales, a nuestro leal entender, deben pivotar nuestros objetivos de reanimación de las constantes del Islam, y huir de ese marasmo mortecino, letal, que planea sobre las sociedades musulmanas. Esos ejes son:
1ª Combatir la neoyahiliya (la nueva edad de la ignorancia) que ha llevado a buena parte de los musulmanes a la más oscura de las tinieblas como consecuencia de ignorar sus referencias islámicas tradicionales, sustituyéndolas por sectarismos radicales cuyo epicentro histórico enlaza con maléficas conspiraciones. El reduccionismo se ha instalado, cómodamente, entre amplios sectores de las comunidades musulmanas. El inmenso océano que comprende el islam ha sido reducido a un diminuto e insignificante recipiente de agua estancada. El legado de belleza, sabiduría y el conocimiento amoroso, cultivado a lo largo de los siglos por musulmanes enraizados con sus tradiciones, ancladas en el sufismo, ha sido gravemente abandonado.
El Islam de hoy día, en gran medida, ha sido reducido a los aspectos externos, exclusivamente legalistas, marginando la tariqa, que es la que verdaderamente lleva al musulmán a las puertas de la haqiqa, es decir hacia la realidad divina. La shari’ah, de la que arriba habla Imam Malik, lejos de ser objetivo de llegada, es en sí misma motor de arranque hacia metas espirituales insondables.
2ª Sobre la duda decía Abû Hâmid al-Gazzalí, uno de los teólogos más importantes de la historia del Islam, «Al-shak tarîq al-Haqq», o lo que es lo mismo en su traducción: «La duda es el camino de la Verdad», porque la duda no es contraria a la espiritualidad. Precisamente la Luz emerge al contrastar las ideas. Para conocer hay que pensar, para pensar la duda es imprescindible. ¿Acaso no coinciden todos nuestros awliya en esa máxima que categoriza afirmando «Nuestro amor es fruto del conocimiento»? Hay que tender hacia un Islam de la comprensión y no meramente de la imitación. Sólo las experiencias muhammadiana enraizadas en la intuición espiritual, puede llevarnos por la vía interior más hermosa y luminosa.
Y 3ª, hay que reconstruir el discurso de los musulmanes que pretendidamente entronca con el Islam. Seguir en la inercia de la seudo pedagogía, asentada en discursos incoherentes e infantiloides, que lastran cualquier posibilidad halagüeña, es sencillamente condenar nuestro futuro a la más densa oscuridad. Sólo restituyendo la matriz principal del conocimiento y el amor nos llevará al cultivo de un espíritu interior profundo, sosegado y sosegante en sintonía con la paz y la justicia. Precisamente el estandarte tradicional del islam perdido, de ahí nuestro objetivo sintetizado en el epígrafe «El camino sufí: recuperando el Islam».
Melilla Hoy
16 de Julio de 2017.
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