A todos nos conmocionan y aterran las imágenes y las noticias que proceden de Gaza mostrando los cuerpos quemados y mutilados de nuestros hermanos musulmanes, hombres, mujeres y niños, atrapados sin un lugar a donde huir o esconderse, asesinados en sus propias casa con bombas y misiles letales. Las imágenes nos rompen el corazón; y cómo no iban a hacerlo cuando se trata de nuestros hermanos y hermanas en el Din. El Profeta, sallallâhu ’alaihi wa sallam, dijo: “Los creyentes son como un cuerpo en su misericordia, amor y desvelo por los demás: cuando sufre uno de los miembros, el resto del cuerpo reacciona con fiebre y falta de sueño”. Los de Gaza son parte de nosotros mismos, son parte de nuestra Umma, y su sufrimiento nos afecta en gran medida. En consecuencia, pedimos a Allah que alivie sus sufrimientos, les dé una salida y los proteja de sus enemigos. Y que dé el mejor resultado a esta situación, un resultado que Le complazca y les fortalezca, tanto a ellos como a la Umma Musulmana.
La situación a la que se enfrenta el pueblo palestino dura ya meses, en realidad años, pero debemos tener cuidado para que no nos distraiga del resto de cosas que están sucediendo. El hecho es que existe otra situación que la empequeñece en significado y alcance, una situación que amenaza la estabilidad y el bienestar de toda la región y que es más difícil de entender porque todos los bandos involucrados declaran ser musulmanes. Esta otra situación, este otro conflicto, ha causado la muerte, no solo de miles de musulmanes, sino incluso de cientos de miles, muchos de los cuales son, una vez más, mujeres y niños. El epicentro de este conflicto es Siria, pero desde ese entonces se ha extendido a Iraq. En un lado tenemos a Bashar al-Assad y el liderazgo Shi’a de Iraq y, en el otro, el grupo que se conoce como Estado Islámico, o ISIS.
Todos conocemos la brutalidad y los excesos de Assad, un hombre que procede de los Nusayri, la secta Shi’a Alawi cuyos dogmas están muy lejos del Islam. Él y sus soldados han asesinado, saqueado y utilizado gases letales contra sus propios ciudadanos. Y también conocemos la brutalidad y los excesos del gobierno Shi’a de al-Maliki en Iraq que ha utilizado su paso por la presidencia para desatar la venganza y el castigo contra todos los que parecían estar conectados, de una u otra manera, con el régimen anterior. Este conocimiento podría tentarnos a defender el bando del ISIS en el conflicto actual porque se declaran musulmanes y no Shi’a. Pero esto sería un grave error.
En vez de ser una manifestación moderna del califato auténtico y de las formas correctas del gobierno islámico, son en realidad una manifestación de los grupos más secesionistas y destructores que han aparecido en la historia del Islam: los jawariŷ. El término ‘jawariŷ’ es una palabra árabe que significa “los que se han salido”, y que fue utilizado en un principio para describir a un grupo que había abandonado el grupo principal de los musulmanes para adoptar una postura extrema y desviada en la época del Califato de Sayyidina Ali ibn abi Talib. Esto tuvo lugar tras la batalla de Siffin, en el conflicto entre Ali y Sayyidina Mu’awiya. El conflicto duraba ya un cierto tiempo sin que se viera una solución posible; en consecuencia, los dos grupos aceptaron un arbitrio con Abu Musa al-Ash’ari representando a Ali y Amr ibn al-As representando a Mu’awiya. Pero un número de individuos que se habían aliado con Ali para la batalla rechazaron esta medida, fueron a verlo y le dijeron: “Nadie puede juzgar excepto Allah.” Y luego citaron las palabras de Allah: “El juicio solo le pertenece a Allah. Él dice la verdad y Él es Quien mejor decide”. Ali recordó que el arbitrio era una práctica del Profeta; él fue quien nombró a ibn Mu’adh para que arbitrara entre los musulmanes y los Banu Quraydha de Madina. Pero ese grupo no estaba dispuesto a escuchar; lo llamaron transgresor y kafir porque, según su opinión, lo que se considera una acción errónea de importancia saca a una persona del Islam. Takfir es una de sus características definitorias, lo mismo que lo es su obstinación, puesto que solo consideran correcto basarse en lo que ellos dicen, ni siquiera en el caso del mismísimo Mensajero de Allah. En un hadiz transmitido por Abu Said al-Judri, describe una ocasión en la que el Profeta, sallallâhu ’alaihi wa sallam, estaba repartiendo un botín de guerra; de repente se acercó un hombre llamado Dhul-Juwaysira, de los Banu Tamim, y le dijo: ‘¡Sé justo!’, insinuando que el Mensajero de Allah estaba siendo injusto. Este mismo individuo llegó a ser uno de los líderes de los jawariŷ y uno de sus oponentes más encarnizados. Fueron combatidos y matados en Nahrawan por Ali ibn abi Talib. Pero un grupo pequeño sobrevivió y se reunió en Kufa donde hicieron un pacto para asesinar a Sayyidina Ali, Sayyidina Amr ibn al-As y Sayyidina Mu’awiya. Consiguieron hacerlo en el caso de Ali, pero fracasaron con los otros dos. Así pues, los jawariŷ originales tomaban como objetivos válidos a todos los musulmanes que no estaban de acuerdo con su forma de ver el mundo. Esto se basa en su afirmación de que toda acción incorrecta de importancia hace salir a una persona del Islam, y como definen como acción incorrecta a toda aquella que ellos no admiten, les da rienda suelta para calificar de kufr a toda la raza humana que no es parte de su grupo. Esto se demuestra con el comentario que hizo Hurqus ibn Zuhayr, uno de los líderes de los jawariŷ, a Sayyidina Ali, durante la discusión a propósito del arbitrio en Siffin. Ibn Kazir transmite que Hurqus dijo: “Esta es una acción incorrecta que exige que hagas tawba.” Pero son ellos los que deben hacer tawba por salirse de la Umma Musulmana y rebelarse contra la ŷama’a. Todo grupo que adopte su ideología jamás podrá ser considerado un califato porque su ethos es la antítesis del mismo al ser un rechazo de la ŷama’a y un rechazo del resto de la Umma Musulmana. Pedimos a Allah que unifique a la Umma Musulmana y que nos proteja de todo lo que significa una amenaza a nuestro bienestar y a nuestra unión.
Hablando del hombre que le había dicho que fuese justo y que luego formó parte de los jawariŷ, el Profeta, sallallâhu ’alaihi wa sallam, dijo: “Tiene compañeros cuyas oraciones y ayunos, comparados con los vuestros, os harían pensar que los vuestros son insignificantes. Recitan el Corán, pero no pasa más allá de sus clavículas. Pasan por el Din como la flecha atraviesa la presa. Si alguien quisiera encontrar la punta de la flecha, su atadura, su asta o sus plumas, no encontrarían nada pegado a ello, ningún resto de sangre o excrementos del animal”. Dicho con otras palabras, no obtienen cosa alguna del Din, ni la más mínima huella. Y en otra versión dijo que su recitación del Corán haría que la nuestra pareciese algo insignificante.
No cabe duda de que estos jawariŷ pueden ser muy seductores y convincentes porque, para el incauto, pueden parecer gente muy piadosa y con gran conocimiento del Din. Los jawariŷ originales fueron capaces de persuadir a muchos musulmanes para que se pasaran a su bando, aunque luego la mayoría lo abandonó cuando Ali se dirigió al grupo y demostró que la postura que habían tomado era falsa. Pero este conocimiento que parecen tener es, en realidad, vacío y sin fundamento. Lo cierto es que, tal y como dijo el Profeta, sallallâhu ’alaihi wa sallam, no hay el menor rastro del Din en lo que hacen. Es un extravío absoluto y sus esfuerzos jamás producen un resultado positivo. Esto se ha demostrado cada vez que han aparecido en la historia, algo que ha ocurrido muchos cientos de veces. Nunca han creado algo bueno, positivo o duradero. Todo lo que han producido es muerte, caos y destrucción. Un ejemplo reciente fue el GIA de la Argelia de los años 1990. Pretendiendo estar en la verdad, asesinaron y masacraron miles de civiles argelinos a los que consideraban objetivos válidos y cómplices del Estado porque no combatían en su bando. Y luego, cuando saciaron esa sed de matanza, se volvieron unos contra otros hasta aniquilarse por completo.
Y ahora este grupo llamado ISIS demuestra tener muchos rasgos similares. Llaman kafir a todos los musulmanes que no están de acuerdo con ellos y consideran que su sangre es lícita. No dejarán de matar, y a los que matan y seguirán matando más que a ningún otro, es a los musulmanes. Y seguirán justificando sus matanzas, ante sí mismos y ante todos los que les escuchen, hasta que solo queden ellos. Ibn Umar dijo: “Toman ayats que fueron reveladas a propósito de los no musulmanes y las aplican en contra de los musulmanes”. Y luego, cuando hayan terminado de masacrar a musulmanes, se volverán contra sí mismos de forma inevitable. En su Estado no hay nada islámico y su comportamiento bárbaro va en contra de todos los preceptos y parámetros del Din. No han creado, ni tampoco crearán, nada bueno o duradero, a no ser que Allah los guíe y sus corazones se abran a la luz verdadera del Din. La gente de su especie nuca ha creado algo positivo. Son una plaga que asola a los musulmanes. Allah dice: “Dicen que son los que están arreglando las cosas pero, en realidad, son los que propagan la corrupción, a pesar de que no lo saben”. Cuando Sayyidina Ali hablaba con Hurqus, le dijo:
“Los que son como tú, Hurqus, son los que Allah menciona en el Corán cuando dice: “Di: ‘¿Quieres que te hable de quiénes son los mayores perdedores en sus acciones? Aquellos cuyos esfuerzos en este mundo están extraviados pero que creen estar haciendo el bien’”. Y tú, Hurqus, y esto lo juro por el nombre del Señor de la Ka’ba, tú estarás entre ellos”.
Así pues, aconsejo que reflexione de nuevo todo aquel que se ha sentido atraído por el ISIS o se ha alegrado por su aparición. No prestes atención a su propaganda, no creas que están fortaleciendo al Islam. Y, por supuesto, no pienses en uniros a ellos porque lo único que harás será matar musulmanes y pensar que todos tus hermanos y hermanas, personas que habían sido tus compañeros y amigos más cercanos, están fuera del Din. Acabarás teniendo un corazón carente de misericordia y de compasión y, como bien sabemos, el que no tiene misericordia no podrá recibir misericordia, ni siquiera de su Señor. Pedimos a Allah que dé éxito a Su Din, que ayude a los que ayudan a Su Din y que ponga trabas a los que ponen trabas a Su Din. Pedimos a Allah que dé a nuestros hermanos musulmanes, especialmente a los que son vulnerables a la propaganda de grupos como el ISIS, discriminación y sabiduría, y que les permita discernir la verdad para seguirla, y que puedan ver lo que es falso y peligroso para evitarlo. Pedimos a Allah que nos mantenga siempre en el camino recto y nos proteja del extravío. Pedimos a Allah que dé la victoria a Su Din y ayude a los que se esfuerzan y luchan con sinceridad en Su nombre, y que les haga derrotar a sus enemigos. Y Le pedimos que restablezca en nuestra época el emirato verdadero, el emirato que sigue la Sunna del Profeta, sallallâhu ’alaihi wa sallam, y la sunna de los Julafa ar-Rashidun, radhi’llahu ‘anhum.
Imam Habib Bewley
Jumua Mosque of Cape Town