Durante los días 25, 26 y 27 de enero de 2016 se celebró en Marrakech (Reino de Marruecos) una cumbre con el objetivo de publicar una declaración común en defensa de los derechos de las minorías no musulmanas en los países de mayoría musulmana: La Declaración de Marrakech.
Los firmantes de esta iniciativa, por invitación del rey Mohamed VI de Marruecos, se dieron cita en esta cumbre internacional a la que asistieron más de 300 personalidades de todo el mundo, líderes, eruditos, muftis, juristas, así como representantes políticos de diferentes países.
El Rey Mohammed VI, dijo en el mensaje que dirigió a los participantes:
“Cuanto más medito sobre las diversas crisis que amenazan a la humanidad, más firmemente creo que la cooperación interreligiosa es necesaria, inevitable y urgente. Esta cooperación entre creyentes para el desarrollo de una plataforma común fundamental no debe limitarse solamente a tolerancia y respeto, sino que debería involucrar un compromiso con los derechos y libertades que deben ser consagradas en – y aplicadas por – la legislación de cada país. No es suficiente con establecer leyes y códigos de conducta. Necesitamos adoptar un código civilizado de comportamiento que prohíba todas las formas de coacción, fanatismo y arrogancia.
El mundo en que vivimos hoy en día necesita valores religiosos, ya que encarnan las virtudes que debemos defender ante el Creador. Necesitamos valores comunes no solo para nutrir la tolerancia, sino también para derivar de ellos la energía y la fortaleza que permitirá al Hombre examinarse a si mismo. Los necesitamos porque nos pueden ayudar a unirnos con el fin de disfrutar una vida libre de guerra, codicia, extremismo y odio. Una vida donde las crisis y el sufrimiento humano pueda ser reducido como preludio a la eliminación del riesgo de conflicto religioso.”
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