La importancia del modelo de Wakf y la mezquita

La importancia del modelo de Wakf y la mezquita

El wakf consiste en una donación que realiza un individuo o un grupo, con la intención de que los ingresos que genere financien lo que ellos determinen. Los detalles de su funcionamiento y los mecanismos para su continuidad en el tiempo se escrituran en un documento que refrenda un cadi.

No voy a entrar en toda la normativa que los regulaba, esto es tema de estudio para los que estén interesados y se puede plantear en otro marco y en otro momento, insha Allah.

En el Califato Otomano, y recogiendo la herencia de anteriores gobiernos musulmanes, establecieron un modelo de wakf llamado Imaret que tenía siempre una estructura básica: La mezquita y en torno a ella pabellones anexos que ofrecían diversos servicios gratuitos como madrasa, escuela coránica, hamam, atención a los viajeros, comedor para pobres, hospicio, etc.

Por hacernos a una idea de cómo se sustentaban, voy a citar como ejemplo la dotación del wakf que construyó el Imaret y la mezquita Fatih en Estambul.

Contaba con una donación para su construcción y mantenimiento de 4250 tiendas, 3 grandes edificios de oficinas, 4 baños turcos, 7 villas, un mercado cubierto que incluía 9 jardines y 1130 casas.

Gran parte del territorio Otomano llegó a estar dedicado a awkafs, y voy a citar algunos ejemplos de lo que cubrían awkafs que funcionaron durante siglos y algunos, al día de hoy, aun siguen funcionando.

  • Hospitales, orfanatos y casas de comidas.
  • Fuentes públicas, puentes, acueductos y caminos.
  • Universidades, escuelas, bibliotecas.
  • Zawiyyas
  • Caravansarais, —o fondas—, en todo el territorio a la distancia de un día de viaje, en el que los viajeros tenían derecho a hospedaje, servicios médicos y veterinarios.
  • Almacenaje de alimentos para los pájaros y los lobos en las temporadas de invierno.
  • Ajuares para novias sin medios, pagos de los posibles desperfectos acusados por los niños en sus juegos o por los sirvientes en el desempeño de sus labores.

El wakf tiene una importante dimensión política porque, al constituir el wakf, el fundador o fundadores deben redactar un documento, que refrenda el cadi, en el cual se establecen los términos en los que se va a poner en práctica, con todo lujo de detalles.

Esto implica, y repito palabras de Sidi Karim, rahimullah, que cada wakf tiene una Constitución independiente e inalterable, en la que el gobierno no tiene posibilidad de injerir.

Esto, por ejemplo, en temas de educación implicaría que el gobierno no tendría autoridad para alterar los programas. O en los caravanserais para cambiar los beneficiarios o las normas.

Cubrían de forma gratuita servicios que actualmente las sociedades desarrolladas más avanzadas no cubren ni por asomo.

Y todos estos servicios están encuadrados en la estructura del Estado, en ministerios de Obras Publicas, Seguridad Social, Educación o Medio Ambiente. Financiados por medio de los Presupuestos Estatales basados en los impuestos, que el Estado re-distribuye conforme a sus criterios.

En las circunstancias políticas actuales, un funcionamiento en la que la distribución de la riqueza la realicen los individuos por iniciativa propia suena irrealizable.

La sociedad capitalista está bajo el imperativo de la ecuación de John Forbes Nash, premio Nobel de matemáticas y esquizofrénico, que convirtió el principio “El individuo es racional, egoísta e insaciable”, en la ecuación matemática que rige actualmente la microeconomía, de la que se deriva la macroeconomía y la ley de la oferta y la demanda, que se enseña en las Facultades de Economía desde primero de carrera y que ya se salió del ámbito económico y se aplica incluso a la biología.

Cada sociedad es la expresión de los que la componen, pero a la vez es el molde con el que forja a sus componentes.

El capitalismo ha conseguido forjar un individuo que ha delegado su libertad y sus responsabilidades personales en manos del Estado y que ha permitido, y a la vez es víctima, de la trans-valoración de los valores, abriendo la puerta a unas relaciones humanas individualistas y mercantilizadas cargadas de usura: dar pendiente de lo que se va a recibir; y mientras menos des y más recibas, mejor negocio has hecho.

La libertad está limitada a tu propio cuerpo –puedes tatuarte, definir tu sexualidad…

Y la responsabilidad política, al voto con el que decides quien va a administrar tu riqueza.

Os recomiendo un reportaje de la BBC de Adam Curtis, “Hipernormalization”. Es profundamente nihilista, pero hasta él, buscando salidas a este nudo aparentemente irrompible, dice tímidamente que lo único que podría poner en peligro este estado de cosas serían individuos que se propusieran funcionar negando los principios de la ecuación de Forbes; que se comportaran sin el imperativo del racionalismo, que no fuesen egoístas ni insaciables; que decidieran abandonar el individualismo y cooperar.

Muchos jóvenes que se declaran actualmente “anticapitalistas” están echando la vista atrás hacia el comunismo, sin tener en cuenta lo que su desarrollo nos ha mostrado históricamente. No ha sido una aplicación errónea del comunismo lo que lo ha hecho fracasar, sino su concepto de la existencia, que no es sino la otra cara de misma moneda del capitalismo.

Lo primero que es necesario señalar en los awkafs es que son la expresión de un ser humano que tiene un compresión de la existencia opuesta a la que nos dicta la sociedad capitalista.

Sheyj Abdel Qadir as Sufi define “sub-humanos” a los que no tienen presente en su existencia el otro plano de nuestra realidad que es “el no-visto”.

Y no es un insulto, es una definición de aquellos que funcionan en el mundo obviando una parte de su realidad existencial.

El que tiene ese conocimiento sabe que el aumento de su riqueza reside en dar y no en acumular. Sabe que sus acciones tienen una repercusión en este plano de la vida y en el otro plano, el no-visto, y que su recompensa no se limita a este mundo, sino que tiene una continuidad después de la muerte.

Este es el espíritu que alimenta al wakf, porque consiste en una sadaqa que va a seguir funcionando después de la muerte.

Los awakfs son una expresión de un espíritu que ejerce su libertad, coge sus asuntos y los de su sociedad en su mano, en la medida de sus posibilidades y no espera mansamente a que el Estado los resuelva.

Y que confía en que su recompensa, tanto la inmediata como la postrera, no depende de ecuaciones matemáticas, sino de la Generosidad de su Creador.

En Turquia siguen funcionando awkafs fundados en el siglo XVI.

Delegar su gestión en manos de la gente de sufismo ha sido una tradición que se ha seguido a lo largo de siglos y que ha garantizado su continuidad. Estos awkafs han ido pasando de sheyj en sheyj, que los han cuidado y han gestionado sus recursos para hacerlos rentables hasta el día de hoy.

E incluso ahora, que en Turquía tienen un gobierno afín con los musulmanes, que cubre muchos aspectos de los que se han cubierto tradicionalmente con awkafs, se siguen estableciendo awkafs.

Quizás en nuestra tradición andaluza todavía recordemos cómo los vecinos solían regar ellos mismos sus calles y embellecerlas, ayudarse mutuamente en el encalado de las casas, a gestionar sus fiestas y estar atentos a los enfermos.

Y seguimos viendo ejemplos de musulmanes que cogen los asuntos en sus manos. Me ha impresionado la declaración publica hace unos días de Mohammed Badir en EE. UU.

Como representante de la Comunidad Musulmana de Tampa Bay en Florida, ha hecho un llamamiento a la Administración de Trump en la que la comunidad se ofrece a acoger a los 2300 niños de los emigrantes latinoamericanos separados de sus padres y confinados en jaulas.

Se han ofrecido a pagar todos los gastos de transporte y cientos de familias a acogerlos en su seno y correr con todos sus gastos mientras se gestiona la reunificación con sus padres o familiares.

Cuando Sheyj Abdel Qadir as Sufi declara “El Interim es mío”, nos está hablando de una posibilidad: de coger el espacio que se abre en una sociedad que se derrumba.

Este es el espíritu, el conocimiento, que puede ofrecer al mundo y a nosotros mismos una alternativa al colapso del sistema.


Conferencia pronunciada por Jadiya Martínez en el XV Encuentro Islam en Europa, en la Mezquita Mayor de Granada